Recibir el diagnóstico es una situación difícil. Pero los tratamientos hoy permiten la misma calidad de vida para los seropositivos.
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) no tiene síntomas. De hecho, en Argentina dos de cada diez personas infectadas con el virus no lo saben. La única manera de determinar si alguien se infectó con el VIH es con un test de sangre que detecta la presencia de anticuerpos al VIH.
Este test puede hacerse en el laboratorio con una extracción (el llamado ELISA) o de manera rápida, con unas gotas de sangre de la yema de un dedo. Si el resultado es positivo, debe ser confirmado con otra prueba de laboratorio llamada Western Blot. El test puede realizarse gratuitamente en el sistema de salud público y a través de organizaciones que trabajan en la temática, así como con cobertura de obras sociales y prepagas.
Como una vez contraído el virus los anticuerpos tardan entre tres o cuatro semanas en detectarse, existe un período ventana en el cual el análisis puede dar negativo y es por eso que se recomienda repetirlo si hubo una situación de riesgo y no pasó al menos un mes.
Recibir un diagnóstico positivo es una situación difícil para la mayoría de las personas. Si bien el paradigma del tratamiento del VIH y de la aceptación social de la enfermedad cambiaron drásticamente en los últimos 20 años, el paciente lógicamente puede sentirse sobrepasado y también tener muchas dudas e inquietudes.
Tener VIH no es tener SIDA
Lo primero que debe saber es que tener VIH no significa tener SIDA. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es la etapa más avanzada de la enfermedad, a la que se llega si la persona no recibe tratamiento o no toma los cuidados indispensables para su salud. Actualmente, con la disponibilidad de tratamientos que existen, el SIDA se ha convertido en una enfermedad crónica, a diferencia de cuando aparecieron los primeros casos, que era irremediablemente mortal.
El primer paso ante un diagnóstico positivo, incluso si no hay ningún síntoma, es consultar a un médico especialista, quien indicará realizar una evaluación inicial del estado de salud del paciente que permitirá saber cuánto progresó la infección e indicar el esquema terapéutico más adecuado para el paciente.
La importancia del tratamiento
Con el correr de los años, y gracias a la investigación científica y la innovación farmacéutica, los tratamientos antirretrovirales han mejorado notablemente su efectividad y reducido sus efectos adversos. No existe aún un tratamiento que permita curar la infección con VIH, pero los antirretrovirales evitan la multiplicación del virus y reducen su carga en el cuerpo, con lo cual las personas seropositivas pueden hoy vivir más, tener una mejor calidad de vida y reducir el riesgo de transmisión.
Es muy importante que el paciente respete los esquemas de tratamiento y las indicaciones de su médico. Deberá tomar la medicación todos los días toda su vida, si lo hace correctamente tendrá una expectativa y calidad de vida similar a quien no es seropositivo.
Enfrentar el diálogo
Hablar sobre el diagnóstico con los familiares, amigos y compañeros de trabajo puede ser una instancia compleja. Si bien comunicar que se es seropositivo es una decisión personal, es importante compartir la situación con los compañeros sexuales actuales o pasados que puedan haber estado en riesgo. También se debe informar de la situación al médico, al odontólogo u otros profesionales sanitarios.
Respecto del resto del entorno, hay estudios que han demostrado que las personas que comparten que son seropositivas responden mejor a su tratamiento que quienes no lo hacen. Buscar ayuda profesional es aconsejable si la persona no puede manejar la situación por sí sola.
En cuanto al ámbito laboral, las leyes garantizan los mismos derechos laborales a las personas con VIH, impiden que se exija el test para el ingreso a un empleo y también protegen a los seropositivos para que no se conozca su diagnóstico si no quieren.
Ministerio de Salud, Fundación Huésped, Centros de Control de las Enfermedades de EE.UU., Departmento de Salud del Gobierno de Estados Unidos