Es mucho más transmisible que otras variantes y tiene una alta capacidad de reinfección; genera algunos síntomas diferentes y acentúa la necesidad de vacunarse.
Ómicron primero fue conocida como B.1.1.529 y detectada en Botswana (África) donde los investigadores secuenciaron los genes de coronavirus a partir de muestras positivas. Rápidamente, se detectó en Sudáfrica, Hong Kong, Australia, Israel, Canadá y hoy está presente en más de 70 países.
En la Argentina, entró a partir de la llegada de viajeros y, en pocos días, se expandió primero en la provincia de Córdoba, para luego ser identificada en múltiples distritos.
La disparada de casos reportados de Covid-19 en el país aumentó exponencialmente en diciembre y los centros de testeo se vieron comprometidos, llegaron a escasear insumos, pero la hospitalización y la muerte de pacientes siguieron en números bajos, muy lejos de lo que habían sido durante la primera ola de la pandemia en el año 2020 y entre abril y junio del 2021.
Investigadores sudafricanos denunciaron el descubrimiento de esta variante a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados de noviembre del 2021. El 26 de noviembre de 2021, la OMS designó a Ómicron como una variante de preocupación (VOC), sobre la base del asesoramiento del Grupo Técnico Asesor de la OMS sobre Evolución de Virus.
¿Por qué preocupa esta variante? Ómicron tiene alrededor de 50 mutaciones, de las cuales entre 26 y 32 se encuentran en la proteína pico, o Spike, que es la herramienta que usa el virus para abrirse camino en las células humanas, y el fragmento del patógeno que es el foco central de casi todas las vacunas Covid-19 del mundo.
Algunas de estas mutaciones “son preocupantes y pueden estar asociadas con el escape inmunológico potencial y con mayor transmisibilidad. Sin embargo, todavía existen considerables incertidumbres”, advertía en su momento el documento dado a conocer por la OMS.
Algunos de los cambios de Ómicron fueron transportados por variantes anteriores como la Alpha y la Beta (descriptas primero en el Reino Unido y en Sudáfrica, respectivamente) y experimentos anteriores habían demostrado que podían permitir que un coronavirus se propagara rápidamente. Se sabía que otras mutaciones ayudaban a los coronavirus a evadir los anticuerpos producidos por las vacunas.
Una de las principales preocupaciones de los científicos y de los sistemas de salud es la velocidad a la cual Ómicron se transmite y el poco tiempo que precisa para duplicar la cantidad de casos de Covid-19 reportados.
Los casos de Ómicron se duplican cada dos o cuatro días, un tiempo mucho más corto del que la variante Delta necesitaba para duplicarse.
Un ejemplo de la variante Ómicron
Corría principios de diciembre cuando un residente de California (en los Estados Unidos) que había estado en Sudáfrica fue identificado como el primer ciudadano de ese país infectado con Ómicron.
Para el 18 de diciembre, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) estimaron que la nueva variante representaba el 73 por ciento de todas las nuevas infecciones en los Estados Unidos.
Los casos de Omicron se duplican cada dos o cuatro días, un tiempo mucho más corto que el que la variante Delta necesitaba para duplicarse. De acuerdo con investigadores ingleses, Ómicron tiene 3,2 veces más posibilidades de provocar una infección en el hogar.
Los investigadores aún no saben por qué Omicron se propaga tan fácilmente. Una posibilidad es que pueda invadir las células con menos dificultad; otras opciones incluyen la capacidad de multiplicarse más y más velozmente una vez que está dentro de las células.
La otra gran característica de Ómicron es su capacidad de reinfección. Cuando Omicron surgió en Inglaterra, científicos británicos encontraron que muchas personas infectadas con la nueva variante ya habían tenido Covid-19. Los investigadores estimaron que el riesgo de reinfección con Omicron es alrededor de cinco veces más elevado que el de otras variantes. La explicación podría estar en las mutaciones que se registran en zonas del virus que intervienen para fijarse a las células (proteínas de superficie). Pero los estudios continúan.
Los investigadores estimaron que el riesgo de reinfección con Ómicron es alrededor de cinco veces más elevado que el de otras variantes.
Sin embargo, las vacunas siguen protegiendo de internaciones y muertes y el gran problema con Ómicron se da entre quienes no se han vacunado o no han completado sus esquemas de inmunización. Lo que se ha comprobado es que las vacunas recuperan buena parte de su capacidad inmunizadora con una dosis de refuerzo o booster aplicada antes de los seis meses de inyectada la segunda. Por eso es tan importante que la mayor parte de la población tenga tres dosis aplicadas.
Además de las vacunas, las medidas de prevención y cuidado no farmacológicas son fundamentales con Ómicron, debido a su capacidad de transmisión inclusive al aire libre.
El uso constante de barbijos con buena capacidad de filtrado y de ajuste a la cara (cubriendo nariz, boca y mentón), la ventilación cruzada en espacios cerrados y el mantenimiento de una distancia física de al menos dos metros son, por ahora al menos, fundamentales para prevenir los contagios.
Es imprescindible vacunarse con esquema completo y sumar una dosis de refuerzo, además de utilizar siempre barbijos bien colocados, ventilar espacios cerrados y mantener distancia física de otras personas.
Los síntomas que produce Ómicron son un poco diferentes de los de la variante original del coronavirus SARS-CoV-2 con el que comenzó la pandemia. No causa pérdida del olfato y del gusto y, básicamente, se instala en nariz y garganta, causando profusión de catarro, inflamación en esas áreas, picazón y molestias, dolor corporal, cansancio y diarrea.
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