La pandemia de coronavirus ha impactado negativamente en decenas de aspectos. Pero, a la hora de evaluar los escasos positivos, uno que se destaca significativamente es que el Covid-19 se volvió un catalizador de cambios e impulsó una transformación necesaria para garantizar mejores servicios y terapias para los pacientes a menores costos: la digitalización de la salud.
Mientras el retail y otras industrias abrazaron ya hace tiempo la digitalización, poniendo al cliente en el foco de su estrategia, el sector de la salud era uno de los que se encontraban más rezagados. Hasta hace poco más de un año, expresiones como telemedicina sonaban a ciencia ficción, mientras que hoy la consulta virtual se ha convertido en moneda corriente y permitió en muchos casos sostener la atención médica durante los períodos más duros de aislamiento.
Sin embargo, la telemedicina es solo la punta del iceberg de la digitalización de la salud. La salud digital implica capitalizar las alternativas tecnológicas disponibles, ya sea a través de aplicaciones, páginas web, sistemas de información digitalizados, realidad virtual, robótica, inteligencia artificial y análisis de datos.
Datos y cifras
Ya en abril de 2019, la Organización Mundial de la Salud publicó sus primeras directrices para mejorar la salud a través de las tecnologías digitales, herramienta que considera con un potencial clave para contribuir a alcanzar la cobertura universal de salud. Entre sus múltiples ventajas, la salud digital puede hacer más precisa la atención, garantizar el acceso y empoderar a los pacientes.
Es innegable el impulso que esta transformación ganó tras el 2020. Un informe reciente del Instituto Global McKinsey proyectó un crecimiento exponencial tanto de este segmento como de los dispositivos personales que permiten monitorear variables de salud y las farmacias online, entre otros ítems. Los ingresos globales pasarán de 350.000 millones de dólares en 2020 a 600.000 millones en 2024, casi el doble en solo cuatro años.
El año pasado, la irrupción de Amazon en el rubro de salud con el lanzamiento de su farmacia fue un ejemplo de las revoluciones por venir. AliHealth, una división del gigante Alibaba, está también sacudiendo a ese mercado en China. Un artículo que acaba de publicar The Economist apabulla con indicadores sobre la aceleración de la transformación digital. Estas son sólo algunas de esas cifras:
- Los unicornios del sector tienen un valor combinado de 110.000 millones de dólares según la consultora Holoniq.
- La empresa de telemedicina AmWell, que recibió una inversión de Google de 100 millones de dólares, tiene un valor de mercado de 6.000 millones
- Una firma francesa de consultas por video, Doctolib, trepó de 1.000 consultas diarias a 100.000 en el último año.
- Un estudio publicado en JAMA Internal Medicine detectó que, sólo en Estados Unidos, el uso de la telemedicina se multiplicó por 30 entre enero y junio del 2020.
- Ya casi la mitad de los médicos estadounidenses utiliza dispositivos para el control continuo de enfermedades como la diabetes, según una encuesta de la Universidad de Yale.
Los desafíos
Más allá de todos estos progresos, el camino de la salud digital está recién empezando a transitarse, no sólo en Argentina sino en el mundo. Ese mismo informe de McKinsey señalaba que en Estados Unidos el 70% de los hospitales todavía usa fax e historias clínicas escritas a mano.
La historia clínica electrónica es probablemente el mayor desafío a resolver. Centralizar todo el historial del paciente de manera que sea accesible tanto para él como para los distintos efectores no sólo posibilita un seguimiento más eficiente y una mejor calidad de atención a través de la medicina personalizada, sino que permite contribuir a la sostenibilidad del sistema y avanzar hacia esquemas innovadores de pago por resultado.
Pero, para que efectivamente funcione, los sistemas deben ser abiertos e interoperables, al mismo tiempo que garanticen la protección de la información de los pacientes, de modo que los datos sean de fácil acceso para los profesionales médicos involucrados en su atención. En nuestro país, se estima que a fines de 2019 eran ya dos millones los pacientes que tenían una historia clínica federada. La Red de Salud Digital se lanzó en abril de ese año, con una estrategia que establece distintas etapas para construir la infraestructura necesaria que permita contar con sistemas de información en salud interoperables en todo el territorio.