Es una de las dimensiones claves de la transformación digital. Consiste en el uso de la información disponible, el software necesario para sistematizarla, las políticas para su uso apropiado y el componente humano que la gestiona.
Hablar de infoestructura en salud no solo se refiere al uso de la información y las comunicaciones; es una de las seis dimensiones claves para el desempeño armonioso de la transformación digital, un proceso que puede reducir las grandes brechas en América Latina y el Caribe, ayudar a la sustentabilidad y mejorar la atención para los pacientes.
Así lo señala un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado “La gran oportunidad de la salud digital en América Latina y el Caribe”, que detalla el avance de la transformación digital en salud a raíz de la emergencia sanitaria por el Covid-19 a nivel global. El trabajo aborda cada aspecto del proceso del sector salud, comparte evidencias, prácticas y recomendaciones para incorporar a las instituciones de salud, sus trabajadores, pacientes y a todo el ecosistema a la era digital.
La transformación digital en salud está compuesta por proyectos e inversiones que se agrupan en seis dimensiones claves: gobernanza y gestión, personas y cultura, política y práctica de salud informada, infraestructura, infoestructura y aplicaciones y servicios digitales del sector.
Intercambio efectivo de información
El concepto de infoestructura se refiere, entonces, al desarrollo y adopción de sistemas y componentes de tecnologías de información y comunicación (TIC) que permiten a los pacientes, personal de salud y otros actores del ecosistema sanitario, intercambiar información efectivamente entre sí y tomar decisiones informadas.
Los principales componentes de la infoestructura en salud son la interoperabilidad, los estándares o normas y la ciberseguridad.
- Interoperabilidad: hace posible que la información de un sistema de salud nacional se comparta y se entienda. Permite saber, por ejemplo, que un paciente que visitó hoy un hospital de una ciudad es el mismo que fue a un centro ambulatorio hace un año. También, diferenciar a ese paciente de cualquier otra persona, así tenga el mismo nombre, apellido, e incluso la misma fecha de nacimiento.
Otra función es asegurar que el diagnóstico, el tratamiento y la prescripción que un paciente recibió sean registrados de manera que otro médico y sistema de información, en cualquier lugar y momento, pueda entenderlos. Esto es de especial relevancia en el campo clínico, en el que los diagnósticos, equipos, medicamentos y tratamientos suelen ser llamados de distintas maneras, en diferentes entornos por diferentes actores.
El informe del BID afirma que “un sistema de salud nacional completamente interoperable puede lograr beneficios económicos importantes, con un ahorro neto que parece alcanzar el 5% del gasto total en salud, sin tomar en cuenta costos indirectos derivados de mejor atención médica y los costos de acciones judiciales prevenidas”.
- Estándares: su uso es muy importante para la calidad de la información y facilitar la comunicación, el uso y la seguridad. Por eso, se requieren estándares o normas para cada nivel de interoperabilidad.
El trabajo del BID explica qué es un estándar a partir del ejemplo de las luces de un auto. “En cualquier parte del mundo, cuando en un auto se encienden las luces rojas, todas las personas saben que el auto va a frenar y cuando se encienden las blancas, que el auto va un retroceder. Independientemente de la marca o el modelo del auto y del país donde el auto este siendo conducido, hay un acuerdo con respecto a esto que rige tanto a fabricantes como conductores, facilitando la comunicación, el uso y la seguridad”.
Algunos estándares más importantes, a modo de ejemplo, son los de mensajería: ¿cómo se estructura un mensaje para que otro sistema lo entienda?; de terminología: ¿cómo se codifican los términos de uso para que otra persona los entienda?; y de documentación: ¿cómo se estructura un documento clínico?
Ciberseguridad: este componente es crucial para proteger la información en salud. Existen cuatro grupos de herramientas que contribuyen a mejorar la ciberseguridad de los sistemas: marcos, controles, guías y marco regulatorio.
- Los marcos ponen a disposición de la organización herramientas para desarrollar las distintas actividades de seguridad de la información en forma sistematizada y controlado.
- Los controles son medidas de seguridad técnica o de gestión que tienen la finalidad de conseguir determinados objetivos de seguridad de la información, por ejemplo, la gestión de cuentas.
- Las guías son herramientas prácticas que abordan problemas específicos; por ejemplo, cómo administrar activos, protegerse contra amenazas y mitigar la vulnerabilidad en bombas de infusión inalámbrica.
- El marco regulatorio incluye las normativas aplicables y/o de adopción que reglamentan el comportamiento y definir cómo deben actuar las organizaciones.
Fuentes: Informe “La gran oportunidad de la salud digital en América Latina y el Caribe” 2022, Banco Interamericano de Desarrollo (BID).