Este concepto, que no solo incluye la toma de medicación, es fundamental para el éxito del esquema terapéutico para el paciente e influye en todo el sistema sanitario.
En todas las patologías, los esquemas de tratamiento se han diseñado para obtener el mejor resultado y por eso es importante respetar la prescripción indicada por el médico. Sin embargo, en ocasiones los pacientes no logran cumplir con la denominada ‘adherencia’ al tratamiento. Esto se suele dar particularmente en aquellas enfermedades crónicas en las que el abordaje es a largo plazo, lo que puede conllevar consecuencias importantes no solo para su salud, sino para todo el sistema sanitario.
¿Qué es la adherencia?
En 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento sobre el tema en el que define a este concepto como el grado en que la conducta de un paciente se corresponde con la recomendación indicada por los médicos. Así, esto incluye desde tomar medicamentos de manera adecuada a vacunarse, asistir a los controles médicos, mantener una dieta saludable, no fumar o cumplir con ciertos niveles de actividad física, entre otras.
La adherencia se relaciona con otros dos conceptos: cumplimiento y persistencia. El primero refiere al grado en el que el paciente acata lo indicado por el médico, y el segundo refiere al tiempo en el que continúa el tratamiento. Para llevar adelante una correcta adherencia se deben asimilar ambas prácticas.
Ese mismo informe de la OMS alertó sobre el bajo índice de adherencia al tratamiento, que es del 50% en los países desarrollados y que desciende mucho más en los de ingresos medios o bajos. El porcentaje de adherencia varía también significativamente según la patología. Según un estudio que realizó en 2014 el Observatorio de la Adherencia al Tratamiento en España, esos índices descienden del 80% en los pacientes con VIH y 70% en cáncer, al 52% de las personas con hipertensión, 41% en quienes viven con EPOC y 28% en aquellos con depresión.
Consecuencias de la baja adherencia
Cuando el paciente no cumple con el tratamiento, en primer lugar, compromete la efectividad y potencialmente disminuye su calidad de vida. Esto puede derivar en recaídas, prescripción de otros fármacos, mayores internaciones, ausentismo laboral e incremento de costos para todo el sistema sanitario, lo que supone un gran desafío para los estados y los financiadores.
No cumplir con el tratamiento, además, favorece la probabilidad de aparición de resistencia a los fármacos, lo que es particularmente importante en el caso de los antibióticos y la resistencia antimicrobiana. Una de las causas de este problema mundial es justamente el alto índice de pacientes que no cumplen el esquema de toma de antibióticos indicado por el médico, lo que puede contribuir a la aparición de bacterias resistentes que no respondan a los tratamientos disponibles.
¿Cómo mejorar la adherencia?
Si bien el paciente es quien debe sostener la adherencia, no es el único responsable y de hecho en algunos países se han diseñado planes integrales para mejorar los índices.
El primer paso es empoderarlo en el conocimiento de su enfermedad y en la toma de decisiones clínicas. Es mucho más probable que una persona siga el plan terapéutico si se siente implicado en él. Como señala la OMS, el paciente debe ser apoyado y no culpado. La habilidad de los pacientes de seguir un plan de tratamiento de manera óptima con frecuencia se ve comprometida con diferentes obstáculos, que pueden incluir desde factores económicos y sociales, vinculados con el sistema sanitario o con los equipos de atención, con las propias características de la enfermedad o de la terapia para tratarla, y otros relacionados directamente con el paciente.
Asimismo, muchos laboratorios que desarrollan nuevos medicamentos buscan producir fármacos de toma más simple para los pacientes, justamente para favorecer la adherencia y que así ellos puedan tener una mejor calidad de vida.
Un enfoque multidisciplinario y la creación de redes de apoyo que involucren a las familias, la comunidad y las organizaciones de pacientes son también, señala la OMS, claves para mejorar las tasas de adherencia al tratamiento. En cuanto a lo práctico, hay algunas herramientas que también pueden contribuir a mejorar los índices, como comprar todos los medicamentos en una misma farmacia, colocar los medicamentos en los envases que tienen marcados todos los días del calendario para llevar un control, o utilizar sistemas de ayuda de la memoria para recordar los horarios, como usar una alarma o vincular la toma a una actividad diaria específica.
Adherence to long-therm therapies, evidence for action, Organización Mundial de la Salud.