La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo revela indicadores preocupantes: el 60% de la población adulta está excedida de peso.
La obesidad es una epidemia global sin freno, y los indicadores de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo muestran que la Argentina no está exenta de este crecimiento, que se sustenta sobre hábitos negativos respecto de la alimentación y la actividad física.
La Organización Mundial de la Salud define al sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y se produce por un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las gastadas. Para identificarlas, se utiliza el índice de masa corporal (IMC), un indicador simple de la relación entre el peso y la talla. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Así, en los adultos, un IMC igual o superior a 25 indica sobrepeso y cuando es igual o superior a 30, obesidad.
Ambos indicadores tienen un aumento sostenido en el país desde la primera vez que se realizó la encuesta de factores de riesgo, en 2005. Los números recientes, de 2018 y difundidos en 2019, señalan que el 36,2% de los adultos tiene sobrepeso y el 24,4% es obeso, es decir que 6 de cada 10 argentinos están excedidos de peso.
Las consecuencias del sobrepeso
El sobrepeso no es una cuestión estética. Es un problema de salud potencialmente grave porque los kilos de más son un factor de riesgo para varias enfermedades no transmisibles:
- Enfermedades cardiovasculares, principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares
- Diabetes
- Trastornos del aparato locomotor, en especial la osteoartritis
- Algunos cánceres como el de endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon
La obesidad en adultos es uno de los factores determinantes que explican el crecimiento de las principales causas de mortalidad y morbilidad por enfermedades no transmisibles, que causan alrededor de cuatro millones de muertes anuales en el mundo.
Hábitos poco saludables
Al analizar la encuesta en profundidad, sus datos revelan que las razones que llevaron a estos índices alarmantes están en los hábitos poco saludables de los argentinos, que siguen las tendencias mundiales y atraviesan a toda la sociedad, pero se acrecientan en las poblaciones más vulnerables. En los últimos 20 años, el consumo de frutas disminuyó un 41% y el de hortalizas un 21% y sólo el 6% de la población adulta ingiere las cinco porciones diarias sugeridas de frutas y verduras.
Como contrapartida, es alto el consumo de sodio, ya que en promedio se ubica en 11 gramos diarios por día por persona, más del doble de lo recomendado por la OMS (hasta 5 gramos diarios) y sin incluir el uso de sal en la cocción. El 16% de las personas admite que siempre o casi siempre utiliza sal después de cocinar o al comer los alimentos.
El sedentarismo también es un dato preocupante: 4 de cada 10 personas no realiza la actividad física recomendada.
El problema de los ultraprocesados
Un reciente informe de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), advirtió sobre el alto, y también en aumento, consumo de alimentos ultraprocesados en toda América Latina, y de su vinculación con la obesidad. Según explica la PAHO, estos alimentos son formulaciones industriales que suelen contener pocos o ningún alimento entero, a los que se les incorporan aditivos y entre los que se incluyen las bebidas gaseosas y otros jugos y bebidas azucarados, los snacks, los caramelos, los panes industriales, las tortas y galletitas, los cereales endulzados, los productos cárnicos reconstituidos y los platos previamente preparados. Estos productos contienen azúcares, sodio, aceites hidrogenados, almidones modificados y aditivos como potenciadores del color, el sabor y el aroma.
La encuesta del Ministerio de Salud alerta que también en Argentina el consumo de ultraprocesados aumenta al mismo tiempo que disminuye, además del consumo de frutas y verduras, el de otros alimentos mínimamente procesados, como legumbres, granos integrales y semillas. En cuanto a la ingesta de azúcar, es uno de los indicadores más alarmantes. Argentina se encuentra en el cuarto lugar de mayor consumo de azúcares del mundo, con alrededor de 150 gramos (unas 30 cucharaditas de azúcar) cuando lo recomendado es un máximo de 50. Las bebidas azucaradas empujan estas estadísticas representando un 40% de este consumo, lo que se entiende al recordar que Argentina además lidera el consumo mundial de gaseosas, con 131 litros per cápita.
El problema es complejo y multifactorial e involucra a distintos actores, y es necesario un abordaje integral para controlarlo. Pero mejorar la calidad de la dieta, reducir el consumo de alimentos nocivos, e incorporar actividad física moderada son acciones a las que los individuos deben tender para reducir los riesgos en su salud.
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Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.