Con el envejecimiento, la respuesta del sistema inmune decae. La ciencia estudia por qué ocurre, con el objetivo de mejorar los esquemas de inmunización.
El envejecimiento es un proceso natural, pero lógicamente tiene consecuencias en la salud de los individuos. Una de ellas, sobre la que se puso el foco especialmente en la pandemia del Covid, es la inmunosenescencia. Este concepto se refiere a los cambios que se producen con la edad en el sistema inmunológico, que se deteriora y, en consecuencia, reacciona menos a las vacunas.
Enfrentar la inmunosenescencia es uno de los grandes desafíos que tiene hoy la ciencia. Como bien se expuso con el coronavirus, los adultos mayores pueden ser más vulnerables a los cuadros graves de enfermedades virales y, por eso, desarrollar vacunas que “blinden” de manera más eficiente su sistema inmune es un tema de agenda sanitaria relevante.
Respecto de las vacunas actuales, y en particular la del SARS-CoV-2, es importante que los adultos mayores cumplan con las dos dosis de refuerzo de la vacuna (cuatro en total) y también con la dosis anual de la antigripal y el esquema secuencial de vacunación contra el neumococo.
Las causas de la inmunosenescencia
El envejecimiento impacta en el sistema inmune reduciendo su capacidad para brindar respuesta frente a los agentes bacterianos y virales. Esto ocurre porque se altera la actividad de una variedad de receptores de las células inmunitarias y porque también se producen cambios en la cantidad de ciertas células. Sin embargo, la ciencia todavía no pudo determinar cuáles son las causas que provocan la inmunosenescencia.
Lo que sí se identificaron son sus consecuencias: no sólo predispone a las personas a sufrir más infecciones, sino que también aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes y de cáncer.
Un estudio difundido en marzo por el Ministerio de Salud de la Nación sobre las causas de mortalidad de los adultos mayores brinda algunas cifras a las que prestarles atención. Si bien en los mayores de 60 la primera causa de muerte son las enfermedades del sistema circulatorio (32,6%), las enfermedades respiratorias y el cáncer le siguen, representando más de una de cada tres muertes (19,3% y 17,7% respectivamente).
Dos estudios en marcha
Pero, además de elevar el riesgo de sufrir ciertas enfermedades, la inmunosenescencia disminuye la eficacia de las vacunas. Sobre este punto, existen varios proyectos de investigación en curso para entender por qué ocurre y poder diseñar nuevas generaciones de vacunas “customizables” según la edad.
Uno de estos grupos de trabajo es el proyecto científico VITAL, que lleva adelante la Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), una alianza formada por la Unión Europea y las industrias de la ciencia de la vida de ese continente.
Para este estudio, se tomaron muestras de sangre a voluntarios de entre 25 y 90 años que recibieron las vacunas contra la influenza y el neumococo. Los investigadores están analizando cómo es la respuesta inmunitaria según la edad y buscando qué moléculas y células se ven más afectadas por los cambios de la edad.
Un objetivo similar tiene el proyecto ImmunoAgeing, financiado por la Unión Europea, que analiza unos 140 subtipos de células y unas 25 moléculas inmunitarias para cuantificar cómo disminuye la respuesta inmunológica con la edad y el fenómeno de la autorreactividad (cuando el organismo lanza una respuesta inmune contra sí mismo). Los investigadores también están avanzando sobre los factores genéticos y ambientales para establecer patrones en común.
Nueva generación de vacunas
En definitiva, lo que buscan estas iniciativas es brindar respuestas que sean un insumo para que la industria biofarmacéutica pueda avanzar a una próxima etapa: la de las vacunas a medida según la edad.
En el caso de ImmunoAgeing, los primeros resultados son alentadores porque ya identificaron 16 moléculas del sistema inmunológico como posibles “objetivos farmacológicos” sobre los que trabajar para desarrollar potenciales fármacos que eleven la respuesta inmune.
Identificar estas dianas y cómo atacarlas es uno de los desafíos para desarrollar nuevas generaciones de vacunas que puedan dar mejores respuestas, ya sea desarrollando nuevas tecnologías vacunales o estudiando adyuvantes que puedan contribuir a mejorar su eficacia.
Pero la información sobre la inmunosenescencia permitirá además mejorar las estrategias de vacunación en función de la edad, el perfil inmunológico, las comorbilidades y el estilo de vida de las personas, estableciendo en el futuro una vacunación “a medida de cada persona” que permitirá mejorar significativamente los resultados y también contribuir a la sustentabilidad de los sistemas sanitarios.
Fuente: La próxima generación de vacunas estarán preparadas para mantener la inmunidad con el avance de los años (Iniciativa de Medicamentos Innovadores), Vacunas y enfermedades infecciosas en la población que envejece (Comisión Europea), Un enfoque integrado para diseccionar determinantes, factores de riesgo y vías de envejecimiento del sistema inmunitario (Comisión Europea), Inmunosenescencia (Revista de Medicina Interna de México), Inmunosenescencia humana innata: causas y consecuencias para la inmunidad en la vejez (Tendencias en Inmunología), Ministerio de Salud de la Nación