La pandemia de COVID-19 está teniendo un impacto significativo sobre la población, los sistemas de salud, los programas de salud pública y las economías de todo el mundo. La prioridad sin lugar a duda es prevenir la infección, reducir la transmisión y brindar una atención y un tratamiento adecuado a los pacientes con COVID-19, pero las enfermedades no transmisibles (ENT) o no-COVID siguen representando la carga más pesada en el ámbito de la salud y requieren también especial cuidado.
MENSAJES CLAVES
1. La pandemia de COVID-19 está ocasionando impacto en la salud de las personas, amenazando los avances significativos en salud de los últimos tiempos.
2. En medio de la respuesta de emergencia, debe garantizarse y hacer esfuerzos para cubrir las necesidades de salud de las personas padeciendo enfermedades no transmisibles agudas y crónicas.
3. El acceso a la salud como la continuidad de la atención médica se deben garantizar fomentando un comportamiento adecuado para la búsqueda de atención y la adhesión de la comunidad a los consejos de salud.
4. Abordar los desafíos de salud y proporcionar a las personas la continuidad de la atención médica y el diagnóstico, mientras se responde y se recupera de la pandemia, requerirá sistemas de salud fuertes y sustentables.
5. Es clave recuperar y mantener la confianza de la población en la seguridad y capacidad del sistema de salud para satisfacer de manera segura las necesidades esenciales y controlar el riesgo de infección en los establecimientos de salud.
6. Nuevos modelos innovadores del sistema de salud deben ser explorados para brindar continuidad en la atención médica, entre ellos la telemedicina, reduciendo el estrés en los efectores de salud.
CONTEXTO de la problemática para la salud pública
a) Este complejo escenario, obliga a tener presente la necesidad de proteger a la población que busca atención para otras afecciones de salud.
El sistema de salud de Argentina está siendo desafiado por la creciente demanda de atención médica de pacientes con COVID-19, acentuado por las condiciones que impone el aislamiento social en la consulta por parte de la comunidad para todas las enfermedades.
Tanto la mortalidad directa por la pandemia como la mortalidad indirecta por condiciones prevenibles y tratables debido a la dificultad en el acceso a la atención médica necesaria y oportuna, impactarán en la salud de la población en el corto y mediano plazo.
b) Importancia de la continuidad de los sistemas de prevención, atención primaria y del tratamiento de las enfermedades no transmisibles (ENT) o no-COVID.
Conscientes de la importancia de las medidas de emergencia adoptadas por las autoridades de salud frente a la pandemia, también es fundamental tener presente la necesidad de dar continuidad a la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y el tratamiento de las
patologías prevalentes en el país. Las enfermedades crónicas, no transmisibles (ENT) son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo, con consecuencias para la salud a largo plazo.
Según la OPS se estima que, en la región de las Américas, una de cada cuatro personas (es decir, 220 millones) tienen al menos una ENT, incluidas, entre otras, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas. Siendo la consecuencia de 5,5 millones de muertes por ENT cada año.
Las interrupciones de los servicios médicos esenciales están muy extendidas, y el principal hallazgo es que han sido interrumpidos parcial o completamente en muchos países. Una reciente encuesta de la OMS-OPS a través de los Estados Miembros de la región de las Américas, exhibió que más de la mitad de los países encuestados (53%) han interrumpido parcial completamente los servicios para el tratamiento de la hipertensión; 49% para el tratamiento de diabetes y complicaciones relacionadas con la diabetes; 42% para el tratamiento del cáncer y 31% para emergencias cardiovasculares.
La atención primaria de salud puede satisfacer más del 80 por ciento de las necesidades de salud de las personas en todas las edades y en todas las etapas de la vida, y esto hoy se ve reducido entre un 20 y 30 %, por lo que son claves todos los esfuerzos para revertir esta situación.
Esta compleja situación ha sido reportada por las instituciones de salud tanto públicas como privadas en Argentina, con una disminución del volumen de actividad en más del 50% en la atención de pacientes ambulatorios, y la cancelación de al menos el 60% de las prácticas médicas y diagnósticas.
c) La demora en la consulta como el empeoramiento de enfermedades crónicas tendrán un impacto en el corto y mediano plazo por falta de acceso a los cuidados de la salud.
Existe una creciente preocupación de los profesionales de la salud frente a una marcada disminución de la consulta y asistencia médica, debido entre otras razones al temor por parte de la comunidad de contagio en los centros de salud.
La atención primaria de la salud también está sufriendo un enorme impacto, dado que los pacientes ya no se someten a controles de rutina, observándose una reducción marcada en la consulta espontánea de enfermedades agudas y crónicas superior al 60%. En tanto existe una fuerte caída en prácticas médicas y tratamiento, donde por ejemplo las endoscopias digestivas se redujeron en un 80% y las cirugías generales en un 73%.
– Enfermedades Cardiovasculares
Cerca de 90.000 a 100.000 muertes por enfermedad cardiovascular ocurren cada año en Argentina, siendo la primera causa de mortalidad. La disminución reportada en la atención cardiológica mayor al 50%, incluidas las internaciones por emergencias y los procedimientos cardiovasculares sin lugar a duda impactarán de forma negativa en estos indicadores de salud.
De acuerdo con un trabajo de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), de mantenerse la actual situación de sub-atención hasta octubre, podría haber en el país entre 6.000 y 9.000 muertes adicionales y prevenibles por afecciones cardiovasculares.
Por otra parte, y según el estudio Stent-Save a Life, los pacientes con infarto agudo de miocardio se presentaron más tarde de lo habitual y más allá de la ventana óptima para intervención percutánea primaria (PCI) o trombólisis. Esto representa una duplicación en la mortalidad intrahospitalaria por infarto de miocardio, pasando del 5.5% al 10.9% respecto de igual periodo en 2019, y equivalente a 531 muertes.
– Enfermedades Endocrinológicas y Metabólicas
En las áreas de Endocrinología y Diabetología, se ha reportado una caída del 68% en la consulta médica según una encuesta realizada por Fine Research en más de 5.000 médicos de América Latina.
Asimismo, se observan consecuencias directas sobre la continuidad de los tratamientos en patologías crónicas, donde por ejemplo se observa una tasa de abandono del tratamiento cercana al 35% en pacientes diabéticos.
Otro aspecto importante para tener presente en las enfermedades metabólicas y cardiovasculares es el riesgo aumentado como consecuencia del cambio en los hábitos alimentarios, el aumento de peso, dadas las condiciones del aislamiento social y la consiguiente reducción de la actividad física, la cual se estima en un 25 al 35%.
Para ello es clave reforzar tanto el funcionamiento de la atención primaria, de los servicios de especialidades como de los equipos esenciales, (ej. atención materno-infantil, manejo de enfermedades crónicas, diálisis renal, servicios de cuidados críticos, etc.).
– Enfermedades Oncológicas
Las patologías oncológicas provocan la muerte de alrededor de 45.000 personas al año en Argentina, con una incidencia anual de casos nuevos de aproximadamente 150.000; la demora en acceder al tratamiento y diagnóstico, como la reducción observada cercana a un tercio en las quimioterapias y terapias radiantes programadas, tendrán como consecuencia un aumento de la mortalidad por cáncer.
Los oncólogos advierten sobre la demora en la detección temprana del cáncer, y esto es evidente en la marcada disminución y demora en realizar estudios y procedimientos diagnósticos oncológicos. Según distintas fuentes, se observa una caída del 70 al 80 % en mamografías, colonoscopias, PET-TC.
La pandemia de COVID-19 está teniendo un efecto disruptivo sobre la detección y seguimiento de patologías oncológicas, con la necesidad de priorizar y posponer muchos procedimientos sin saber exactamente cuándo los pacientes podrán ser reprogramados. Esto tendrá su repercusión en el diagnóstico temprano del cáncer, como en los seguimientos de las patologías oncológicas que requieren evaluar la remisión o progresión y en base a ello definir la continuidad o modificación del tratamiento.
– Salud Infantil y Vacunación
Existe especial preocupación entre los pediatras por la disminución de los controles y del cumplimiento de los esquemas gratuitos y obligatorios de vacunación. Datos del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina, indican una caída mayor al 40 % en el control del niño sano.
Según datos del relevamiento realizado por la UCA (Observatorio de la Deuda Social Argentina) un 22% de los hogares demoró la vacunación de sus niños por efecto de la cuarentena, correspondiendo mayoritariamente a los estratos medios y bajos. Mientras que el 44% reportó postergar la visita de control preventiva de salud, situación que se evidenció en forma más extendida en los niveles sociales.
Sumado a la demora en la prevención y promoción de la salud en niños, existe preocupación por la demora en las consultas de urgencia clínicas y quirúrgicas, lo cual ocasiona la llegada de pacientes con complicaciones que podrían haberse evitado con una consulta oportuna.
Igual situación se observa en niños y adolescentes que padecen enfermedades crónicas como diabetes, enfermedad renal, cardiopatías, enfermedades respiratorias crónicas, endocrinológicas, enfermedades neurológicas, entre muchas otras.
– Salud Mental
Las consecuencias directas e indirectas de la pandemia afectan los trastornos mentales, neurológicos y de uso de sustancias de muchas maneras. Las enfermedades mentales asociadas a sus discapacidades psicosociales, cognitivas e intelectuales se encuentran en riesgo de exacerbación y recaída como consecuencia de los factores que imponen esta situación.
Un efecto más obvio de la pandemia, lo representa el aislamiento y deterioro de la salud mental, problemas presentes en la población, que pueden aumentar por el distanciamiento social y el confinamiento al hogar, siendo necesario tomar cuidado de este aspecto y adoptar medidas para mitigar el impacto en grupos vulnerables (ej. esquizofrenia, depresión).
Una reciente publicación en Lancet, muestra resultados compatibles con efectos psicológicos negativos, el incremento de factores estresantes, y una mayor probabilidad de efectos a mediano plazo, como la relación directa entre la duración del aislamiento social y el impacto en la salud mental de la población.
La interrupción de la atención para los trastornos mentales y neurológicos puede ser potencialmente mortal, como en los casos de interrupciones de tratamiento, como en los casos de epilepsia, riesgo de suicidio no abordado, cuadros psicóticos agudos, sobredosis de sustancias, y síndromes severos por abstinencia alcohólica.
En respuesta a esto la OMS recomienda mejorar y fortalecer los servicios de salud mental en el contexto de la pandemia, proporcionando atención segura de los trastornos mentales y neurológicos.
CONCLUSIONES
En respuesta a esta crítica situación, los actores de la salud se encuentran apoyando y colaborando con las autoridades para poder dar respuesta a las necesidades de atención médica de la comunidad, incluyendo atención de emergencia, atención primaria, y especializada, con el objetivo de mitigar el impacto de esta crisis sobre la salud de la población.
Este abordaje conjunto y en alineación con la estrategia general del gobierno, permitirá enfrentar lo que cada vez más los profesionales de la salud denominan “sub-epidemia silenciosa”, con graves consecuencias para la salud que pueden ser evitados.