El compromiso de la ciencia, la industria farmacéutica y los países logró uno de los máximos éxitos sanitarios de las últimas décadas: cronificar la infección por VIH.
A principios de los años ’80, se detectó el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), causado por la infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), con una rápida escalada y cantidad de infectados y muertos. Por este motivo, su abordaje representó un desafío de salud pública muy grande, y fue ejemplo de cómo la investigación científica, la innovación de la industria farmacéutica y el compromiso gubernamental pueden cambiar el paradigma. La clave: los tratamientos antirretrovirales (TAR).
En las personas con VIH, las células infectadas por el virus mueren, el sistema inmunológico se debilita y, sin que su organismo tenga posibilidades de defenderse de los patógenos, la persona está expuesta a padecer cualquier tipo de enfermedad infecciosa y sufrir graves complicaciones, incluyendo la posibilidad de morir..
El VIH logró aislarse en enero de 1983 por el equipo del virólogo francés Luc Montagnier, quien un cuarto de siglo más tarde recibiría el premio Nobel de Medicina por este hallazgo. A partir de esa identificación, los científicos comenzaron a trabajar contrarreloj para encontrar mecanismos que frenaran el avance de la enfermedad. Hacia finales de 1986, se logró desarrollar un medicamento denominado zidovudina que demostró una eficacia muy prometedora para el tratamiento de esta condición. Así, la entidad regulatoria de Estados Unidos, FDA, aprobó en tiempo récord el fármaco el 20 de marzo de 1987.
Los tratamientos antirretrovirales evitan la reproducción del virus, impidiendo la destrucción de las defensas. Al frenar la reproducción del virus no sólo se disminuye la posibilidad de enfermar, sino que también el sistema inmune puede ir reconstruyendo esas defensas dañadas. Sin embargo, la toxicidad de este medicamento era elevada y resultaba complicada la adherencia para muchos pacientes, por la cantidad de tomas.. En los siguientes años, se aprobaron diversos tratamientos que sirvieron como alternativas para abordar la infección por VIH.
En los años siguientes, la ciencia siguió avanzando en el desarrollo de nuevos y mejorados tratamientos antirretrovirales. En las últimas dos décadas, la FDA aprobó más de 40 fármacos que tienen distintos mecanismos de acción y que, al combinarse, mejoran su eficacia y disminuyen la resistencia. Hoy en día, utilizando combinaciones de tres o más medicamentos, es posible inhibir o frenar al máximo la reproducción del VIH. De esta manera, esta enfermedad, que hace menos de 40 años era mortal, se transformó en crónica y manejable.
Ministerio de Salud, Organización Panamericana de la Salud, Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.