Además de testear vacunas contra el SARS-CoV-2, se analizan anticuerpos monoclonales y policlonales.
El dato surge del listado oficial de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT): en enero de este año 21 ensayos para vacunas o tratamientos contra el coronavirus contaban con la autorización oficial para su ejecución. Nueve meses después la cifra casi se triplicó: son 67 ensayos, entre vacunas y tratamientos. Entre las vacunas y terapéuticas que se suman, se encuentran la vacuna conocida como “vegetal” y varios desarrollos de anticuerpos monoclonales y policlonales.
En el caso de la vacuna vegetal, se la conoce popularmente así porque el principio activo (es decir, la parte de la proteína del virus que producirá la reacción del sistema inmune al ser inoculadas las personas) se produce en un sistema vegetal. La diferencia con la producción de las vacunas que se están aplicando actualmente para Covid-19 radica en que las convencionales se producen en levaduras o bacterias.
La vacuna vegetal se conoce con ese nombre porque el principio activo se produce a partir de una planta: las vacunas convencionales se producen en levaduras o bacterias.
En la Argentina, estas investigaciones (la de vacunas que utilizan sistemas vegetales) se vienen llevando adelante desde hace años. En principio, es un sistema de bajo costo, aunque la producción a gran escala presenta diversos desafíos.
Anticuerpos: monoclonales y policlonales
Los ensayos clínicos con anticuerpos monoclonales y policlonales son numerosos en el país ¿pero en qué consisten?
Los anticuerpos monoclonales son tipos de proteínas que se producen en el laboratorio, que se unen a una sustancia específica en el organismo. Los policlonales, a varias.
Los anticuerpos, también conocidos como inmunoglobulinas, son secretados por los linfocitos B para neutralizar antígenos de bacterias y virus y reconocen moléculas específicas. Los anticuerpos monoclonales (AM) son tipos de proteínas que se producen en el laboratorio y que son capaces de unirse a sustancias en el organismo, incluso a las células cancerígenas. Hay muchos tipos de anticuerpos monoclonales, cada uno se diseña y produce para unirse a una sola sustancia.
En el caso de la Covid-19, los AM actúan a nivel extracelular, impidiendo la entrada del virus en el interior de las células. Los anticuerpos policlonales, en cambio, pueden unirse a varias sustancias. Esto tiene ventajas y desventajas: los AM pueden ser más potentes, pero los AP pueden esquivar mejor el desafío que presenta la aparición de nuevas variantes del coronavirus.
Existen algunos anticuerpos monoclonales y policlonales que ya se utilizan para el tratamiento de otras enfermedades y se encuentran en fases avanzadas de investigación contra el Covid-19. Otros son moléculas innovadoras que aún no han sido probadas para otras enfermedades y también se encuentran en investigación, algunos en fases II/III.
– Ministerio de Salud de la Nación. ANMAT. Estudios clínicos autorizados – COVID19.
– Baricitinib plus Remdesivir for Hospitalized Adults with Covid-19. N Engl J Med 2021; 384:795-807 DOI: 10.1056/NEJMoa2031994.
– Fostamatinib reduces COVID-19 risks by 50 percent in Phase II study. European Pharmaceutical Review, 2 septiembre 2021.
– SARS-CoV-2 variants, spike mutations and immune escape. Nature Reviews Microbiology volume 19, pages 409–424 (2021).
– Actualización sobre el uso de anticuerpos monoclonales en Covid-19. Boletín farmacológico; Vol.12, Nro. 1, Abril 2021.