Una es para potenciar los efectos de la vacuna en personas cuyo sistema inmunológico tiene dificultades o cuando se produce una protección inicial insuficiente. Los refuerzos apuntalan la respuesta a la vacuna.
A lo largo de lo que va de esta pandemia, se dio la oportunidad -única hasta el momento- de que el desarrollo de vacunas contra la enfermedad que causa la epidemia a nivel mundial pueda ser seguido casi al mismo tiempo que sucede. Y que haya demorado menos de un año lo que normalmente hubiera llevado entre siete y diez años.
Además, se generalizó de un modo resumido qué etapas de investigación cumplen cada una de ellas. Se aprendió que algunas vacunas tienen una primera y luego una segunda dosis en un tiempo relativamente cercano y que puede ser preciso complementar los esquemas binarios para ampliar la protección en determinados pacientes. También que puede ser necesario reforzar la protección con una nueva inyección para reforzar la inmunidad.
En el primero de los casos, estamos hablando de las dosis adicionales de vacunas, que se aplican cuando la respuesta inmune inicial es o tiene el riesgo de ser insuficiente. Por ejemplo, las vacunas quíntuple y contra la Poliomielitis tienen un esquema primario con tres dosis. Pero puede suceder, además, que personas con un sistema inmune deprimido también requieran de esta tercera dosis o adicional. Esto se debe a que estas personas tienen sistemas de defensa con una capacidad limitada para aprender a producir anticuerpos a partir de la vacuna.
Las dosis adicionales se aplican cuando la respuesta inmune inicial es insuficiente, o en caso de baja respuesta del sistema inmune.
En el contexto de la campaña de vacunación contra el coronavirus SARSCoV-2 en la Argentina, el 27 de octubre de 2021 se definió la vacunación con una dosis adicional contra la Covid-19 en personas inmunosuprimidas vacunadas con sueros de cualquier plataforma y personas de 50 años o mayores que hubieran recibido esquema primario con una vacuna de virus inactivada.
Por otro lado, existen las dosis de refuerzo o booster, inyecciones que se aplican luego de finalizado el esquema primario con respuesta inmunológica inicial suficiente. Y es que en algunos casos la respuesta a la vacuna va disminuyendo con el tiempo y entonces es preciso reforzar su efecto en un intervalo determinado. Es lo que sucede por caso, con vacunas como la triple viral y la doble bacteriana.
Esto se conoce como inmunidad menguante y es parte de la respuesta biológica normal a algunas vacunas. En este caso, las personas que recibieron la vacuna (e incluso aquellas que enfermaron de Covid-19) pierden cierta protección con el tiempo. Aunque, aun cuando la inmunidad decaiga, las reinfecciones son en general menos graves.
Las dosis de refuerzo o booster se aplican luego de finalizado el esquema primario con respuesta inmunológica inicial suficiente, porque la protección disminuye con el tiempo.
Científicos observaron esto con los cuatro coronavirus (OC43, 229E, NL63 y HKU1) que causan aproximadamente un 15 por ciento de los catarros comunes. La población puede reinfectarse dentro de un corto periodo de tiempo, pero siempre con menos gravedad que en la primera oportunidad. Esto sucede, otro ejemplo, con el tétanos, que precisa de una vacuna de refuerzo cada 10 años, porque la protección de la vacuna disminuye con el tiempo.
La reducción en la eficacia de las vacunas se puede dar además cuando un virus muta, cambia, y la nueva variante resultante es resistente a la vacuna.
Dentro de este marco, el Ministerio de Salud de la Nación, en acuerdo con la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), las 24 jurisdicciones en el Consejo Federal de Salud y el Comité de Expertos, definió la vacunación con una dosis de refuerzo o booster contra la Covid-19 en personal de salud, adultos de 70 años y mayores y personas mayores residentes en hogares de larga estancia, con un intervalo mínimo de (ahora) 5 meses desde la aplicación de la última dosis del esquema primario.
Las dosis de refuerzo seguirán aplicándose al resto de la población de manera escalonada y simultánea por decenios y el objetivo es alcanzar a toda la población susceptible de ser vacunada en la Argentina.
– Ministerio de Salud de la Nación.
– Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos, CDC.