La pandemia de COVID-19 puso a prueba la capacidad innovadora de la industria farmacéutica, su compromiso y su voluntad de asociación para lograr un objetivo común.
Mientras los casos de coronavirus avanzan en todo el mundo, la carrera por llegar a una vacuna contra el COVID-19 se acelera. A pesar de que aprobar un nuevo fármaco implica años de desarrollo, la industria farmacéutica está mostrando frente a esta pandemia su capacidad de innovación y su compromiso para acortar los plazos y poder disponer de una inmunización efectiva lo antes posible.
En el marco de la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la pandemia, el organismo de Naciones Unidas activó un plan de investigación y desarrollo para acelerar el desarrollo de pruebas diagnósticas, vacunas y terapias, en el que están trabajando expertos de distintos ámbitos bajo su coordinación.
La experiencia en la investigación del SARS y el MERS, y también de la influenza, está resultando estratégica en esta etapa. Según el último informe difundido por la OMS, hay en estudio 166 potenciales vacunas y 24 de ellas ya están en etapa de evaluación clínica, siendo probadas en personas. Entre las vacunas candidatas se encuentran proyectos de los laboratorios asociados a CAEME AstraZeneca, Pfizer, Sanofi Pasteur, GSK, Janssen y MSD.
De estas 24 en etapas clínicas, seis se encuentran más avanzadas, en Fase III, en la que participan miles de voluntarios, algunos de los cuales reciben la vacuna y otros, un placebo: el fin es comparar la evolución de los vacunados con respecto a los que no lo fueron. Una de esos proyectos es el de la Universidad de Oxford y el grupo farmacéutico británico AstraZeneca, proyecto experimental que parte de un virus que causa las infecciones de un resfriado común en chimpancés y que fue alterado genéticamente para atacar al coronavirus.
Otra de las candidatas a vacuna que está en la Fase II de investigación es la que desarrollan en forma conjunta Pfizer y BioNtech, a partir de ARN mensajero y que se confirmó días atrás que Argentina participará del estudio clínico, junto con Estados Unidos y Alemania.
Otras nueve candidatas están en pruebas de Fase I/II, la etapa en la cual la población estudiada es más numerosa que en la Fase I, y el objetivo consiste en analizar los efectos secundarios más comunes y la reacción del sistema inmunológico, es decir si se crea inmunidad o no.
Una de ellas es la de CanSino Biologics de China, una vacuna recombinante que se basa en vectores de adenovirus y en una plataforma anteriormente utilizada para una vacuna del ébola. Ya superó las pruebas de Fase I, en las que se evaluó positivamente su capacidad de generar anticuerpos, y se está avanzando en los estudios de Fase II, para analizar la farmacocinética.
La otra vacuna es la que se investiga en Estados Unidos que actualmente se está testeando en Fase II. Está a cargo del laboratorio Moderna, junto con los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses, que utiliza también la tecnología de ARN mensajero.
Los otros desarrollos toman también distintas estrategias terapéuticas para intentar llegar al mismo objetivo: generar una respuesta inmune frente al COVID-19. Además de Estados Unidos y China, hay laboratorios investigando en Europa y en Israel.
Y también hay dos universidades públicas de la Argentina que están desarrollando una vacuna contra el COVID-19. Son la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que ya tienen equipos concentrados en esos desarrollos en fases preliminares. Hasta el momento, la OMS incorporó al listado de vacunas candidatas en evaluación preclínica al proyecto de la UNSAM. La idea es desarrollar una vacuna en base a las cepas, que son poblaciones de microorganismos de una sola especie, que circulan en la Argentina.
La emergencia no sólo está mostrando una enorme capacidad de reacción de la industria, sino también de asociarse. De hecho, hay gigantes farmacéuticos que se aliaron para aportar cada uno su conocimiento más avanzado en pos de acelerar, juntos, el descubrimiento de una vacuna efectiva.
Hasta que esto ocurra, en tanto, respetar las medidas de aislamiento preventivo, mantener la distancia social en la vía pública o en los comercios, utilizar tapabocas en estas circunstancias, evitar tocarse la cara y lavarse frecuentemente las manos son las conductas que toda la población tiene que llevar adelante para contener al virus.
Organización Mundial de la Salud, Inovio, France 24, The San Diego Union Tribune, Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría