El sector es generador de empleos de alta calificación, tanto de manera directa como indirecta. El caso de la Argentina y de CAEME.
El sector farmacéutico es un importante motor de la economía de un país, debido al alto valor agregado que produce, la generación de empleos de alta calificación y el elevado grado de inversión en investigación y desarrollo que realizan las empresas para ofrecer tratamientos cada vez más eficaces y que mejoran la esperanza y calidad de vida de las personas.
A lo largo de la última década, el empleo del sector ha ido ganando peso con respecto al total de la economía. Pero una de las principales ventajas que ofrece el trabajo en el sector farmacéutico radica en que es menos sensible ante las crisis económicas, como la ocurrida durante principios del milenio en la Argentina.
Al observar las ventas, el sector de medicamentos innovadores (representado por los asociados de CAEME) asciende a unos 4.700 millones de dólares anuales, de los cuales un 37% es valor agregado a la economía nacional. Los asociados de CAEME contribuyeron en 2018 con unos 958 millones de dólares a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). De ese monto, el 65% se corresponde al pago del Impuesto al Valor Agregado, el 9% a las cargas sociales y el 9% a las importaciones.
Se trata de uno de los sectores industriales más intensivos en tecnología. Las empresas asociadas a CAEME son responsables del 27% de la inversión total en I+D privada de Argentina (invirtieron en investigación clínica más de 276 millones de dólares en 2018).
Las empresas de CAEME generan exportaciones de alto valor agregado, exhibiendo gran competitividad. El aporte de las empresas asociadas a CAEME a las exportaciones argentinas de bienes alcanzó en 2018 los 555 millones de dólares, lo que representa el 0,9% de las exportaciones del país, situándose por encima de sectores como el avícola, tabacalero y azucarero, entre otros.
Los efectos generados en el empleo por el sector farmacéutico o biofarmacéutico han sido estudiados en diversos países, como por ejemplo España, Escocia, Alemania y los Estados Unidos.
En una investigación realizada en España, se estimaba que por cada empleo generado de manera directa por la industria farmacéutica, otros 4 empleos eran creados en el resto de la economía nacional (2,4 de ellos manera indirecta y 1,6 de manera inducida). Según esas estimaciones, sólo el 20% del empleo total generado por el sector farmacéutico en el país ibérico representaba al empleo directo, mientras que el empleo indirecto e inducido suponían un 48% y 33%, respectivamente.
En la Argentina, el caso de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (que representa a más de 40 empresas y organizaciones) es paradigmático. Según datos del año 2018, en las empresas asociadas que forman parte de CAEME trabajan más de 11.300 personas.
En un análisis por sexo, domina la paridad hombre-mujer: el 50,3% de la nómina de las empresas asociadas está compuesta por varones, mientras que el 49,7% son mujeres. Estas cifras apenas varían si se tiene solamente en cuenta el empleo en puestos directivos y gerenciales, con las mujeres ocupando el 49,3% de estos empleos.
Solo el área de agentes de propaganda médica está ocupada mayoritariamente por varones, mientras que por otra parte, se destaca la cifra de empleo femenino en el área de I+D, en el que las mujeres ocupan el 71% de los empleos.
Si se analiza el trabajo según las funciones realizadas por cada empleado, los agentes de propaganda médica suponen el 22% de los empleados de las empresas asociadas a CAEME, mientras que el área comercial y de acceso representa al 15% del personal. Por otro lado el 9% de los empleos se dedican al área de I+D.
Además, los trabajadores de las empresas asociadas a CAEME tienen alta calificación, representada por un 47% de trabajadores que cuentan con estudios universitarios; hay más mujeres con títulos universitarios (58%) que los hombres (36%).
Lo que se refiere a edad y capacitación de la fuerza laboral, la encuesta realizada entre los asociados de CAEME indica que un 60% de las empresas poseen un programa de empleo joven y un 32% cuenta con programas de reinserción laboral. El 24% posee un programa para incluir a personas mayores de 45 años y el 20%, a quienes están en situación de vulnerabilidad social.
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