La contención psicológica y los grupos de ayuda para pacientes con cáncer de mama son un gran apoyo al tratamiento médico. El valor de las iniciativas solidarias.
Una de cada ocho mujeres va a recibir en algún momento de su vida un diagnóstico de cáncer de mama. Es el tipo de tumor más frecuente en la mujer (32,6% de todos los casos de cáncer) y uno de los de mayor mortalidad (6.049 defunciones al año, 20% del total), aunque este último indicador viene en descenso por la detección temprana y los tratamientos que han mejorado notablemente la sobrevida.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, la detección temprana del cáncer de mama aumenta las posibilidades de cura, para ello el método recomendado es la mamografía. Todas las mujeres entre los 50 y los 69 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de cáncer de mama, deben realizarse una mamografía cada uno o dos años.
Más allá de que el pronóstico hoy es mucho más alentador que hace unas décadas, el diagnóstico del cáncer no deja de ser un momento difícil para la mujer, al igual que el tratamiento, que en algunos casos conlleva la pérdida parcial o total de la mama y/o del cabello, con un alto impacto emocional por lo que implica en su autoestima.
Después de una mastectomía, algunas mujeres pueden sentirse limitadas para realizar actividades habituales como bañarse, vestirse o tener relaciones sexuales con su pareja. Por eso, es importante un abordaje multidisciplinario que les brinde acompañamiento a la paciente y su familia.
El apoyo psicológico
Afrontar un tratamiento oncológico es una situación estresante para cualquier persona. En el caso del cáncer de mama, se estima que entre el 20 y el 60% puede experimentar síntomas de depresión. En este escenario, recibir apoyo psicológico es de gran ayuda.
Además de la consulta con un psicoterapeuta, las pacientes pueden encontrar alivio uniéndose a un grupo de otras mujeres que hayan atravesado su misma patología, para compartir experiencias y no sentirse solas en el trayecto.
En Argentina, por ejemplo, el Movimiento de Ayuda al Cáncer de Mama (MACMA) o la asociación civil Sostén brindan distintos espacios terapéuticos, que incluyen terapias individuales y grupales, grupos de apoyo, acompañamiento familiar y hasta talleres de arte con el objetivo de expresar las emociones desde un ámbito lúdico.
Los expertos recomiendan estos consejos desde el punto de vista psicoterapéutico para las mujeres que recibieron un diagnóstico de cáncer de mama o están en tratamiento:
- Hablar de sus emociones. Puede ser difícil, pero ayuda sentirse escuchada y acompañada.
- Ser específica sobre lo que necesita. No sentirse limitada de pedir ayuda.
- Tratar de verse y sentirse bien. Si es necesario, averiguar sobre las opciones tanto de prótesis mamarias como de pelucas.
- Permitirse el tiempo para adaptarse a los cambios.
- Hablar con su pareja. Expresar cómo se siente con su cuerpo y qué espera de él o ella, porque seguramente está a la expectativa de que se lo diga.
- Si se experimenta pérdida del deseo sexual, hablarlo con el médico para entender los cambios en el cuerpo.
Para los familiares, este proceso también puede ser muy difícil. A ellos se les sugiere recurrir a apoyo psicológico si lo precisan. Informarse sobre la enfermedad, sobre los derechos del paciente, asistirla en las cuestiones administrativas relacionadas con la gestión del tratamiento y, especialmente, será de gran ayuda para la mujer que estén disponibles para escuchar sus emociones y necesidades.
Prevenir el linfedema
Una complicación frecuente que atraviesan las pacientes con cáncer de mama es el linfedema. Se genera por las dificultades del fluido linfático para circular normalmente, con lo cual se acumula en el tejido blando, el brazo se hincha y puede causar dolor. Tras una cirugía en la que se extirpan los ganglios o nódulos linfáticos, existe un riesgo de desarrollarlo de hasta un 10%, que se incrementa hasta el 25% si además se recibe radioterapia en la axila.
En estos casos, es importante consultar al oncólogo o ginecólogo y comenzar con las medidas preventivas inmediatamente después de la operación. Estas incluirán programas de ejercicios respiratorios y de movilidad de la mano y el brazo afectados, y puede ser beneficiosa la interconsulta con un fisioterapeuta para diseñar estas rutinas.
Una vez diagnosticado un linfedema, el tratamiento es también fisioterapéutico e incluye drenaje linfático y uso de vendajes compresivos. La mujer también tiene que tener otros cuidados como no cargar peso sobre el brazo afectado, no usar relojes o pulseras y evitar la ropa interior ajustada.
La pérdida del cabello
Los nuevos tratamientos de medicina personalizada permitieron reducir significativamente la toxicidad y gracias a la innovación de la industria se han desarrollado fármacos que incluso logran evitar la alopecía. No obstante, muchos casos todavía pueden requerir quimioterapia y en estas pacientes la pérdida del cabello y del vello en otras partes del cuerpo (como en el pubis, las cejas o las pestañas) suele ser motivo de temor y de angustia.
Muchas mujeres optan por cubrirse su cabeza con pañuelos o gorros, pero utilizar una peluca puede servir para atravesar mejor este fuerte cambio físico. Estas son las recomendaciones que se dan en esos casos:
- Cortarse el cabello bien corto antes de comenzar la quimioterapia, porque resulta menos traumático perder mechones de cabello corto que largo.
- Acostumbrarse al cabello corto permite que no haya que esperar tanto tiempo de crecimiento para que la mujer vuelva a verse “como antes”.
- También es más fácil usar una peluca con el cabello corto, porque este accesorio puede ser caluroso en verano.
- Consultar con un estilista para elegir el estilo que mejor le siente a la mujer.
- Elegir una peluca que tenga un forro suave que no raspe el cuero cabelludo.
- Proteger el cuero cabelludo, que puede estar más sensible durante el tratamiento. No exponerlo al sol ni al frío extremo.
- Comprar la peluca antes de la quimioterapia, cuando se tiene mayor energía. Una opción es elegir una peluca completamente divertida, con un estilo y color distinto al corte que llevó siempre la mujer, para que levante su ánimo cuando se mire al espejo.
- Ser paciente, porque es probable que el cabello vuelva a crecer de a poco y no se vea enseguida como se tenía antes.
- Después del tratamiento, seguir tratando el cabello con suavidad, porque al principio crecerá muy débil. No decolorarlo ni teñirlo hasta que vuelva a crecer fuerte.
Verse bien, sentirse mejor
El Plan Médico Obligatorio en Argentina incluye la cobertura total de las cirugías reconstructivas y las prótesis en el caso de las pacientes que tuvieron una mastectomía, pero pese a que hubo iniciativas no se avanzó aún en la cobertura de las pelucas. Sí se generaron distintas iniciativas comunitarias para facilitarles su acceso a las mujeres que no tienen recursos, como las ONG Pelucas de Esperanza y Pelucas Solidarias Baradero.
Otra acción solidaria es la que lleva adelante la fundación Mandinga Tatoo, que tatúa las areolas y los pezones a las mujeres que se sometieron a mastectomías, otra forma de ayudarlas a verse como antes del diagnóstico.
Los talleres de estética y maquillaje para pacientes oncológicas son otra herramienta útil. En ellos se enseñan técnicas de automaquillaje, se da asesoramiento estético y consejos para disimular los efectos de los tratamientos. En el país se realizan en varios hospitales y en instituciones como MACMA y LALCEC, a través de un programa de la cámara de la industria cosmética.
Ministerio de Salud, Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., Cancer Care, Mayo Clinic, Asociación Americana de Psicología, Movimiento de Ayuda al Cáncer de Mama, Luzca bien siéntase mejor, Asociación Española de Lucha contra el Cáncer