Por año, son en promedio 1.320 casos nuevos y la enfermedad más frecuente es la leucemia linfocítica aguda. Detección precoz y rapidez en la derivación a centros especializados, claves en el tratamiento.
Por año, se diagnostican alrededor de 300.000 niños de entre 0 y 19 años con una enfermedad oncológica en el mundo. En Argentina, anualmente se detectan en promedio 1.320 casos de personas de entre 0 y 15 años con cáncer, a razón de 3 por día.
En los últimos años, la situación mejoró, aunque sigue siendo un problema serio de salud pública. Entre 2000 y 2004 la sobrevida promedio a 3 años en niños de 0 a 15 años de edad que desarrollaron cáncer se ubicaba en torno del 63%, mientras que entre 2010 y 2014 esta tasa aumentó al 72%, lo que implica una mejora de casi el 15 por ciento.
El tipo de cáncer más frecuente de la infancia es la leucemia linfocítica aguda, seguida por los tumores del sistema nervioso central y los linfomas (que afectan a células del sistema inmunológico). Por lo general, en comparación con los adultos, los niños y adolescentes presentan mayor tolerancia a tratamientos agresivos y mejor capacidad de recuperación.
En los países de ingresos altos, más del 80% de los niños con cáncer se curan, pero en muchas naciones de ingresos medianos y bajos la tasa de curación es menor y puede ser de apenas el 20%. En la Argentina, la sobrevida de los menores de 15 años promedia el 67%. La diferencia entre los países radica en la demora en el diagnóstico, la dificultad en la derivación en tiempo y forma y a las complicaciones en el tratamiento.
La mayoría de los tipos de cáncer infantil se puede tratar con medicamentos, cirugía, radioterapia y quimioterapia. El diagnóstico precoz es fundamental para aumentar las probabilidades de tener un pronóstico favorable. Por eso, los especialistas insisten en que ante cualquier síntoma fuera de lo común, los padres o cuidadores deben consultar con el pediatra, y no descartar ninguna posibilidad.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de la Argentina, en las primeras etapas muchos tumores son asintomáticos.
En numerosas ocasiones, los síntomas se asemejan a los de enfermedades comunes y no siempre son tomados en cuenta por los padres. En otros casos, la madre es la primera que detecta una tumoración, especialmente en lactantes (tumores abdominales y testiculares, por ejemplo).
En el consultorio del pediatra, es muy importante que el médico examine al niño. Ante la sospecha de patología tumoral, la derivación inmediata a un centro especializado es fundamental.
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Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.