Cada año, se estima que 9,6 millones de personas mueren de cáncer, mientras que otras 20 millones son diagnosticadas con algún tipo de tumor.
En el continente americano, las detecciones en el año 2020 se ubicaron en torno de los 4 millones mientras que los decesos ascendieron a 1,4 millones de personas.
Tal es la incidencia de la enfermedad que el 4 de febrero fue declarado como el Día Mundial Contra el Cáncer: y es que al menos un tercio de los cánceres comunes se puede evitar.
El cáncer se origina cuando un grupo de células normales del organismo cambia y comienza a tener un crecimiento anómalo e incontrolado que da lugar a un bulto llamado tumor. En el caso de la leucemia (que afecta a la sangre) esto último no ocurre.
Si no se tratan, los tumores pueden crecer y diseminarse hacia el tejido normal circundante o incluso a otras partes del organismo por medio del torrente sanguíneo y del sistema linfático y pueden afectar al aparato digestivo, al sistema nervioso y al aparato circulatorio, o liberar hormonas que pueden dañar funciones del organismo.
Hay que tener en cuenta que hay tumores benignos no cancerosos, que suelen crecer lentamente, que no se propagan a otras partes del organismo y que en general están formados por células bastante similares a las células sanas. Los tumores malignos, en cambio, crecen más rápido y tienen la capacidad de diseminarse y destruir los tejidos vecinos.
Los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia entre los varones son: de próstata (21,7%), de pulmón (8,9%), colorrectal (7,8%), de vejiga (4,5%) y el melanoma (3,4%). Entre las mujeres hay diferencias: mama (25,4%), pulmón (8,5%), colorrectal (7,9%), tiroides (5 %) y cervicouterino (3,8%).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la carga del cáncer aumentará aproximadamente en un 60% durante las próximas dos décadas y el mayor crecimiento se producirá en países de ingresos bajos y medios.
Sin embargo, la prevención y la detección tempranas juegan un rol fundamental en lo que a reducción de incidencia y de muertes se refiere. Del 30 al 40 por ciento de los cánceres se pueden prevenir al reducir la exposición a factores de riesgos asociados a estilos de vida. Y otros, en particular el cervicouterino, el de mama y el colorrectal, pueden detectarse de manera temprana y tener tratamientos eficaces.
Entre las estrategias vinculadas al estilo de vida que permiten reducir la carga vinculada con los diferentes cánceres se pueden citar: la eliminación del consumo de tabaco, el aumento en la ingesta de frutas y verduras, la reducción de los consumos problemáticos de alcohol, el incremento de la actividad física con la consecuente reducción del sedentarismo.
Otra de las causas que pueden incidir en la aparición de cánceres y de las cuales hay que protegerse son las radiaciones ionizantes: el radón, los rayos X, los rayos gamma y otras formas de radiación de alta energía. También la exposición prolongada y sin protección a la radiación ultravioleta del sol, las lámparas solares y las camas bronceadoras pueden ser origen de neoplasias malignas en la piel y hasta de melonoma, el cáncer de piel más agresivo.
Los agentes infecciosos causan aproximadamente 2,2 millones de muertes por cáncer al año. Esto es así porque ciertos virus pueden provocar cambios en las células, y tales modificaciones las vuelven más susceptibles de convertirse en cancerosas.
Alrededor del 70 % de los cánceres de cuello de útero se debe a infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) mientras que el cáncer de hígado y el linfoma no hodgkiniano pueden ser consecuencia del virus de la hepatitis B y de la hepatitis C, y los linfomas están relacionados con el virus de Epstein-Bar. Por eso son tan importantes las vacunas en estos casos.
Además de estos factores, puede intervenir la predisposición genética, que es heredada. Es el caso de las mujeres con los genes BRCA1 y BRCA2, que poseen más posibilidades de desarrollar cáncer de mamas: pero menos del 5 % de todos los casos de cáncer de mama tienen un origen genético conocido. Algo similar en cuanto a mayor tendencia se aplican, por ejemplo, al cáncer de colon (intestino grueso). En este tipo de casos, el control regular con especialistas y la realización de determinados estudios de screening para poder efectuar una detección temprana son fundamentales.
Organización Mundial de la Salud. Organización Panamericana de la Salud. WHO report on cancer: setting priorities, investing wisely and providing care for all. Unión Internacional contra el cáncer.