Son agentes infecciosos microscópicos que solo pueden replicarse dentro de las células de otros organismos. Se conocen más de 200 virus que provocan enfermedades en humanos.

Los virus impregnan cada aspecto del mundo natural. Pero solo pueden replicarse con la ayuda de un huésped y, de esa manera, son capaces de apropiarse de organismos de todas y cada una de las ramas del árbol de la vida, incluidas las células humanas. Su nombre procede del latín virus que significa “toxina” o “veneno”.

Existen millones de tipos de virus, que tienen distintas formas y afectan diferentes tipos de células. Si bien no todos son malos -algunos pueden matar bacterias, mientras otros combaten virus más mortales-, la mayoría crean una relación patogénica con el portador: causan algunas enfermedades de poca importancia, como el resfriado común, y otras graves, como la viruela, el SIDA, provocado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el Covid-19, causado por el SARS-CoV-2, el coronavirus que afecta al sistema respiratorio. 

Los virus tienen una gran capacidad de mutación: el envoltorio de proteínas puede cambiar y “engañar” al sistema inmunitario, que deja de reconocerlo como un elemento nocivo y no reacciona.

Un virus es un conjunto pequeño de informaciones genéticas protegido por una membrana. No son células completas: sólo son material genético empaquetado dentro de una cubierta proteica. Son pequeños pedazos de ARN (ácido ribonucleico) o ADN (ácido desoxirribonucleico), encapsulados en una envoltura hecha a base de proteínas conocida como cápside o, en otros casos, protegidos con una membrana derivada de la célula a la que infectan. Un virus es 100 veces más pequeño que una célula, por eso solo puede observarse a través del microscopio electrónico. 

Cómo funcionan

El virus no puede sobrevivir por sí solo, salvo que viva dentro de otros organismos vivos como humanos, plantas o animales. Una vez dentro del organismo que sirve de “huésped”, infecta sus células, se multiplica para sobrevivir y libera más agentes virales para que infecten otras células y así extenderse por el organismo. El proceso consiste en unirse a una molécula que se incrusta en la parte exterior de una célula humana, algo parecido a una llave que encaja en una cerradura. El SARS-CoV-2, por caso, se une a la proteína ACE2 para penetrar en las células de las vías respiratorias humanas.

Los virus presentan un alto poder de contagio, que se produce por contacto directo a través de fluidos corporales (sangre, saliva, semen) o secreciones (orina, heces). También pueden infectarse las personas que toquen objetos o animales infectados. Por eso, en caso de epidemia o pandemia son fundamentales las medidas de higiene y el distanciamiento social.

En general, las nuevas enfermedades infecciosas penetran en la población humana del mismo modo que lo hizo el Covid-19: como zoonosis, es decir, una enfermedad que infecta a las personas a través de un animal. Se estima que los mamíferos y las aves albergan 1,7 millones de tipos de virus sin descubrir, una cifra que ha motivado a científicos de todo el mundo a investigar a la fauna silvestre de la Tierra en busca de la causa de la próxima pandemia de nuestra especie.

Actualmente, se conocen más de 200 virus que provocan enfermedades en humanos y todos son capaces de entrar en las células humanas. De los patógenos que han infectado a la población humana en las últimas décadas, la mayoría han sido virus ARN, como el ébola, el SARS, el MERS, el zika, varios virus de la gripe y el SARS-CoV-2.

Sobrevida y mutaciones

En general, los virus pueden sobrevivir durante horas e incluso días, sobre todo en superficies duras de acero inoxidable o plásticas, pero con el tiempo se vuelve menos infeccioso porque, sin poder replicarse, el virus se descompone.

virus

Para atacarlos, la industria farmacéutica ha desarrollado medicamentos antivirales (los antibióticos no sirven para tratar los virus). Y, sin duda, la herramienta más certera para combatirlos son las vacunas: permiten que el sistema inmunitario reconozca el virus como un intruso y lo destruya, al tiempo que desarrolla anticuerpos contra el virus. Así, cada vez que entra en el organismo, las células inmunitarias reconocen las proteínas que recubren el virus y actúan contra él. 

En la lucha contra el Covid-19, en un lapso de tiempo sin precedentes en la historia, se han desarrollado y aprobado varias vacunas de emergencia cuyo plan de inmunización avanza en varios países. El problema es que los virus tienen una gran capacidad de mutación: el envoltorio de proteínas puede cambiar y “engañar” al sistema inmunitario, que deja de reconocerlo como un elemento nocivo y no reacciona. La pandemia, que ya lleva más de un año y medio, va cambiando de forma: hoy el escenario se plantea a nivel global con millones de contagios y en medio de una multiplicidad de variantes que amenazan con virulencias no del todo conocidas. 

Organización Mundial de la Salud (OMS); Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Revista Scientific American. ViralZone, recurso web del Instituto Suizo de Bioinformática (SIB).

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