Una exhaustiva revisión publicada en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología afirma que las tendencias actuales sugieren la aparición de futuros brotes de coronavirus debido a cambios en el clima y en las condiciones ecológicas asociadas con el contacto entre humanos y animales. Por eso, plantea la imperiosa necesidad de un conocimiento profundo del virus.
El virus que causa la enfermedad Covid-19 representa el tercer brote de coronavirus (CoV) en humanos en las últimas dos décadas. La pandemia está mostrándole al mundo cómo nuevos patógenos pueden emerger y propagarse rápidamente por la población humana y causar graves crisis de salud pública.
Investigadores procedentes de India, Tailandia y Colombia publicaron a fines de junio en la revista Clinical Microbiology Reviews de la Sociedad Americana de Microbiología una exhaustiva revisión en la que analizaron que en los últimos veinte años surgieron varias enfermedades nuevas en diferentes áreas geográficas, con patógenos que incluyen el virus del Ébola, el virus del Zika, el virus de Nipah y los coronavirus.
Las principales conclusiones del completo estudio sobre el origen, transmisión y futuro del nuevo coronavirus señalan que desde el virus SARS (síndrome respiratorio agudo severo), que asustó al mundo desde noviembre de 2002 hasta julio de 2003, los coronavirus se asociaron con enfermedades importantes; que el actual brote por el virus del Covid-19, el SARS-CoV-2, “era esperado” y que es probable la aparición de futuros brotes del mismo virus.
“Deben realizarse más investigaciones para establecer modelos animales para el SARS-CoV-2 con el objetivo de investigar la replicación, la dinámica de transmisión y la patogénesis en humanos. Esto puede ayudar a desarrollar y evaluar posibles estrategias terapéuticas contra las epidemias zoonóticas de CoV. Las tendencias actuales sugieren la aparición de futuros brotes de CoV debido a cambios en el clima, y las condiciones ecológicas pueden estar asociadas con el contacto entre humanos y animales”.
En ese sentido, los expertos plantean una pregunta inquietante: “¿Cómo estamos planeando contrarrestar la próxima epidemia zoonótica de CoV que es probable que ocurra dentro de los próximos cinco a diez años o tal vez antes?”
“Nuestro conocimiento de la mayoría de los CoV de murciélagos es escaso, ya que estos virus no se han aislado ni estudiado, y generalmente los estudios extensos sobre ellos se realizan sólo cuando están asociados con brotes de enfermedades específicas. Después del control del brote en China, el siguiente paso debería centrarse en la detección, identificación, aislamiento y caracterización de los CoV presentes en las especies de vida silvestre de China, particularmente en los murciélagos”, responden los autores de la revisión.
Se trata de diez destacados expertos en microbiología, infecciones virales, zoonosis, biología celular y epidemiología molecular, entre otras áreas de interés científico. Ellos son los investigadores de la India, Kuldeep Dhama, Sharun Khan, Ruchi Tiwari, Shubhankar Sircar, Sudipta Bhat, Yashpal Singh Malik, Karam Pal Singh; de Tailandia, Wanpen Chaicumpa; y de Colombia, Katterine Bonilla-Aldana y Alfonso Rodríguez Morales.
El trabajo aborda la comparación del COVID-19 con las enfermedades causadas por coronavirus previamente conocidos, SARS y MERS (el síndrome respiratorio de Oriente Medio que se reportó por primera vez en Arabia Saudita en 2012) y explica: “El COVID-19 muestra una patogénesis menos grave, pero una mayor capacidad de transmisión”, aseguran los investigadores.
Subrayan, además, que el hecho de que las personas con infecciones asintomáticas transmiten el virus “aumenta aún más la complejidad de la dinámica de transmisión de la enfermedad”. Por eso, reiteran que “para obtener respuestas eficientes se requiere un conocimiento profundo del virus”.
“Aunque se sospecha que el COVID-19 se origina en un huésped animal (origen zoonótico) seguido de transmisión de persona a persona, no se debe descartar la posibilidad de otras rutas”, apuntan los expertos, reafirmando la necesidad de la realización de más investigaciones.
“Tanto in vitro como in vivo deben realizarse estudios (utilizando modelos animales adecuados) para evaluar el riesgo de futuras epidemias”, consideran. Y agregan: “En la actualidad, faltan medicamentos antivirales autorizados o vacunas contra el SARS, MERS y el SARS-CoV-2. Sin embargo, los avances en el diseño de medicamentos antivirales y vacunas contra varias enfermedades emergentes ayudarán a desarrollar agentes terapéuticos adecuados contra COVID-19 en poco tiempo. Hasta entonces, debemos confiar exclusivamente en diversas medidas de control y prevención”.
Revista “Clinical Microbiology Reviews” – American Society for Microbiology (ASM)