Si bien la cirugía sigue siendo una indicación terapéutica clave, en los últimos años se han sumado medicamentos innovadores que mejoran significativamente los resultados.

El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres: se estima que una de cada ocho lo sufrirá en algún momento de su vida. Sin embargo, la mortalidad en este tipo de tumores viene descendiendo de manera sostenida en nuestro país desde 1996, a un ritmo de -0,9% anual durante el periodo 1996-2013 y al -2,1% anual entre 2013 y 2017.

En la evolución de estos indicadores han sido claves las mejoras diagnósticas e innovaciones terapéuticas que no sólo han permitido que las pacientes vivan más, sino que vivan mejor.

Según estadísticas de la American Cancer Society, hoy la tasa de supervivencia promedio a 5 años de las mujeres con un cáncer de mama invasivo es del 90% y a 10 años, del 83%. Incluso cuando el cáncer se diagnostica en un estadio más avanzado, muchas pacientes tienen opciones de tratamiento que extienden la vida y con una buena calidad de vida.

Cómo definir el tratamiento

Qué tratamiento indicar a cada paciente depende de varios factores. En primer lugar, el tipo de cáncer y su estadio. También, si es sensible o no a ciertas hormonas, y si produce una proteína llamada HER2. En función de esto, el oncólogo determinará cuál es la mejor alternativa terapéutica.

Los tratamientos se dividen en dos grandes grupos. En los locales, como la cirugía y la radioterapia, se elimina o destruye el tumor en la mama y/o los ganglios. Los tratamientos sistémicos son los que tratan la enfermedad a través de la sangre, y que incluyen la quimioterapia, la hormonoterapia, las terapias dirigidas y la inmunoterapia.

Cuando un tratamiento sistémico se aplica luego de la cirugía, se denomina adyuvancia y en estos casos busca eliminar células que puedan haberse diseminado y disminuir las posibilidades de recurrencia. Cuando se aplica previamente a la cirugía se llama neoadyuvancia y se utiliza para achicar el tamaño del tumor y hacer más sencilla la operación.

Cirugía

Casi siempre, el cáncer de mama requiere de una operación para extirpar el tumor y una parte del tejido que lo rodea y, en algunos casos, también los ganglios linfáticos. La cirugía puede ser de dos tipos:

  • Cirugía conservadora: se intenta de conservar intacta la mayor parte posible de la mama. Este tipo de intervención suele ir seguida de radioterapia. En los tumores pequeños, ofrece la misma posibilidad de curación que una mastectomía.
  • Cirugía radical o mastectomía: consiste en extirpar toda la mama.

Radioterapia

Es el tratamiento con radiaciones ionizantes (rayos) que destruyen las células cancerígenas y busca reducir el riesgo de reaparición del cáncer en la mama o en los ganglios, después de una mastectomía (en especial si el tumor medía más de 5 centímetros), si el cáncer se encuentra en muchos ganglios o se propagó a otras partes del cuerpo.

El tipo de radioterapia más común es el externo, en el que una máquina dirige la radiación, pero los rayos pueden administrarse también de manera interna (braquiterapia) con un dispositivo que contiene perdigones radiactivos y se coloca por un tiempo en el tejido donde se extrajo el tumor.

Quimioterapia

Estos medicamentos se aplican generalmente por vía intravenosa -aunque en algunos casos también de manera oral- y, a través del torrente sanguíneo, llegan a las células cancerosas y las eliminan. Pueden indicarse antes o después de la cirugía y utilizarse con radioterapia o con otros medicamentos sistémicos.

Como estos fármacos actúan también sobre las células normales, pueden producirse efectos secundarios, como mayores infecciones, cansancio y pérdida del cabello. Pero no todas las pacientes sufren estos efectos adversos, que por lo general además desaparecen al finalizar el tratamiento.

Hormonoterapia

Alrededor de dos de cada tres casos de cáncer de mama pesentan receptores de hormonas positivos, esto significa que sus células tienen receptores en el exterior que captan el estrógeno o la progesterona, hormonas que las mujeres producen naturalmente. Al unirse a ellas, este tipo de tumores crece más rápidamente. Existen varios tipos de terapias hormonales: algunas bloquean los receptores de estrógeno y otras disminuyen sus niveles. Este tipo de terapias se administra al menos de 5 a 10 años y hay medicaciones orales y otras inyectables.

Terapias dirigidas

En los últimos años, el avance de la investigación en la industria biofarmacéutica permitió conocer mejor los mecanismos celulares y avanzar en terapias específicas que actúan solo sobre las células cancerígenas y mejoran los resultados del tratamiento.

tratamientos cancer de mama

Un ejemplo son los anticuerpos monoclonales que actúan sobre la proteína HER2, que se encuentra en la superficie de todas las células de las mamas, pero que en ciertos casos por una mutación hace que los tumores crezcan más rápido. Al unirse a esta proteína, estos fármacos pueden ayudar a detener este crecimiento celular. Otros ejemplos de terapias dirigidas son inhibidores de proteínas que se utilizan en cánceres HER2 positivos o para cánceres con receptores de hormonas positivos.

Inmunoterapia

Es otro de los abordajes terapéuticos innovadores y buscan estimular la respuesta inmunitaria contra las células cancerígenas, lo que puede ayudar a evitar que el tumor crezca o a disminuir su tamaño.

Fuente: “Guía para entender el cáncer de mama” (Ministerio de Salud), “El valor del medicamento desde una perspectiva social en Argentina y países de su entorno” (Fundación Weber), Mayo Clinic, American Cancer Society, Asociación Española contra el Cáncer

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