Esta buena noticia reafirma la importancia de sostener la vacunación, más en este contexto de pandemia por el coronavirus.
En el 2000, la Argentina consiguió la eliminación de la circulación endémica del virus de sarampión, que fue certificada seis años después por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, en el segundo semestre del año pasado y hasta el primer trimestre de este año, nuestro país atravesó el brote más extenso de sarampión desde entonces.
Tras 12 semanas sin casos, el Ministerio de Salud de la Nación presentó recientemente ante la Comisión Regional para el Monitoreo de la Sostenibilidad y Re-verificación de la Eliminación de Sarampión, Rubéola y Síndrome de Rubéola Congénita de la OPS la evidencia para demostrar el cese del brote, que se inició en agosto de 2019 y tuvo su último caso el 20 de marzo de este año. Esta documentación será analizada por el organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud para elaborar un informe con una devolución a las autoridades nacionales.
El brote de sarampión se originó a través de casos importados, pero luego fue adquiriendo volumen en las zonas de mayor concentración demográfica y tuvo su epicentro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 19 municipios de la Provincia de Buenos Aires. Se registró un total de 179 casos confirmados, 123 en 2019 y 56 en 2020.
Según explicó el Ministerio de Salud, la estrategia para contener el brote y que Argentina siguiera siendo un país libre de sarampión se basó en el rastreo, la búsqueda de casos y la eliminación de foco, además de la provisión de vacunas y el refuerzo de la inmunización en esos distritos críticos.
La importancia de sostener la vacunación
En este sentido, la conclusión del brote de sarampión es una buena noticia y, al mismo tiempo, un recordatorio y una reafirmación de la importancia de sostener la vacunación como camino para evitar la reaparición de estas enfermedades transmisibles y prevenibles.
Esto es fundamental en estos meses en que tanto por el temor al contagio como por las restricciones al acceso por la pandemia de coronavirus, las tasas de vacunación están bajando en América Latina, como advirtió la OPS.
Argentina tiene uno de los calendarios de vacunación más completos del mundo y ha mantenido siempre tasas altas de vacunación, pero en los últimos años -incluso antes del Covid-19- éstas descendieron en las poblaciones vulnerables. En el caso puntual del brote de sarampión, el contexto externo fue también determinante. Los movimientos migratorios y desplazamientos temporales por turismo o comercio dieron impulso a la expansión del virus en toda la región. Hasta fines de enero de este año, se habían registrado más de 20 mil casos en 14 países y territorios de América Latina.
Los mitos sobre la triple viral
Si bien en nuestro país no tuvieron incidencia los movimientos antivacunas, éstos si fueron responsables de los brotes de sarampión en Estados Unidos y Europa. El norteamericano es un caso testigo, ya que durante 2019 los diagnósticos de sarampión llegaron en ese país al nivel más alto de los últimos 25 años.
El sarampión es una enfermedad sumamente contagiosa y potencialmente muy grave, ya que puede producir complicaciones como neumonía viral, sobreinfección bacteriana, encefalitis e incluso la muerte. La vacuna para prevenirla está disponible desde 1963 y, antes de su introducción, el virus causaba unos dos millones de muertes anuales.
Todavía los movimientos antivacunas insisten en asociar con el autismo a la triple viral (que la previene junto con las paperas y la rubeola) a pesar de que ya se ha aclarado en reiteradas oportunidades el fraude que dio origen a ese mito (por la publicación de un artículo luego retirado en The Lancet). Sin embargo, la seguridad y la eficacia de esta vacuna están ampliamente probadas. En nuestro país, es obligatoria y gratuita, por formar parte del Calendario Nacional de Vacunación.
Ministerio de Salud de la Nación, Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, Fundación Bunge y Born