En Argentina, los nuevos fármacos impulsaron el 30% de la reducción de la mortalidad prematura en menores de 70 años.
Recientemente, se presentó en nuestro país un informe elaborado por la Fundación Weber a pedido de CAEME sobe el aporte que representaron los medicamentos innovadores para nuestro país en téminos de su impacto sanitario, económico y social. A continuación se comparten las principales conclusiones vinculadas al aporte de los medicamentos para la salud, la sobrevida y la calidad de vida de las personas.
En nuestro país, la esperanza de vida al nacer aumentó 12 años (un 18%) entre 1960 y 2018, cuando se situó en 76,9 años en 2018 y, según las previsiones, para 2040 aumentará otro 8%. Si bien hubo varios factores que influyeron en este progreso -como el crecimiento económico y social, la mejora de la nutrición y el acceso al agua segura y al saneamiento- hay estudios que demostraron que los medicamentos son responsables del 40% del aumento de la esperanza de vida entre 1986-2000.
En este sentido, y en especial en las últimas décadas del siglo XX, además del perfeccionamiento de las técnicas diagnósticas que contribuyen a la detección temprana, las innovaciones farmacéuticas -como las vacunas, los antibióticos o los antimicrobianos como destacadas- explican el incremento de la esperanza de vida a nivel global.
Ayudando a prevenir y tratar enfermedades, los fármacos innovadores han salvado millones de vidas en el mundo. Según estudios internacionales, la introducción de nuevos medicamentos entre 2003 y 2013 ha evitado aproximadamente un 53% de las muertes prematuras en más de 20 países.
En Argentina, otro estudio reciente analizó el lanzamiento en ese período de 569 nuevos medicamentos en 39 patologías estudiadas como neoplasias, VIH y enfermedades cardiovasculares, y se observó una reducción de la mortalidad prematura en un 6,5% en la población menor de 70 años, lo que equivale al 30% de la disminución total.
En cuanto a la tasa de mortalidad, en Argentina se sitúa en 7,8 defunciones por cada mil habitantes (8,1 defunciones cada mil habitantes en varones y 7,4 en mujeres). Las innovaciones farmacéuticas también contribuyen a que estos indicadores continúen bajando.
Un estudio analizó en 22 países el impacto del lanzamiento de 719 medicamentos para 66 patologías en la reducción del número de años de vida perdidos antes de tres edades diferentes (85, 70 y 55 años), en el período comprendido entre 2000 y 2013. De no haberse incorporado estos nuevos medicamentos, los años de vida perdidos habrían resultado 2,16, 2,45 y 2,83 veces mayores para esos grupos etarios respectivamente. En un número absoluto, se evitaron unos 148 millones de muertes prematuras hasta los 85 años.
En cada una de las principales causas de mortalidad en Argentina se puede verificar el impacto positivo que ha tenido la innovación farmacéutica en las últimas décadas.
Cáncer
En Argentina, por ejemplo, hubo una evolución alentadora en las tasas de mortalidad del cáncer de pulmón en hombres, con una disminución sostenida desde 1980. En las mujeres, la mortalidad por cáncer de mama viene disminuyendo también de forma sostenida y estadísticamente significativa desde 1996, con un ritmo de -2,1% anual entre 2013 y 2017.
Pero, además, las innovaciones en las terapias no solo mejoraron las tasas de supervivencia sino que también se administran de manera más simple y tienen menos efectos adversos, lo que además redunda en una mejora de la calidad del vida del paciente.
Enfermedades cardiovasculares
Según la OMS, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo: 17,7 millones de personas por año, el 31% de las muertes registradas. El estilo de vida saludable es fundamental para reducir el riesgo, pero la OMS sugiere como principal tratamiento terapéutico el uso de aspirina para evitar los coágulos de sangre, estatinas para reducir los niveles de colesterol en la sangre y betabloqueantes para controlar la frecuencia cardíaca.
Según la agencia sanitaria de la ONU, la terapia farmacológica puede reducir un 75% el riesgo de infarto de miocardio entre los grupos de alto riesgo. En Argentina, el 49,9% del descenso de las muertes por enfermedad coronaria en el período 1995-2010 se debió a la utilización y mejoras de medicamentos.
Diabetes
Los pacientes con diabetes mellitusn tiene entre 2 y 4 veces más riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. La prevalencia de la enfermedad viene en aumento en el mundo y así también en nuestro país, donde subió de 9,8% en 2013 a 12,7% en 2018. No obstante, con casi 8.900 muertes anuales, Argentina se encuentra entre los países con menor tasa de mortalidad por esta causa.
Los tratamientos farmacológicos para la diabetes han experimentado una evolución significativa. Desde que a mediados de los 90 se desarrolló el primer análogo de la insulina, se han aprobado más de 20 tipos, lo que permitió ampliar la disponibilidad de tratamientos, mejorar la adherencia y disminuir las hospitalizaciones.
Enfermedades respiratorias
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma son las dos patologías más frecuentes de este tipo, que afectan a 251 y 231 millones de personas en todo el mundo respectivamente. Para la primera, los broncodilatadores de acción prolongada permiten un mayor control de la sintomatología y mejoran la función pulmonar. Y, utilizados con cortioesteroides inhalados, pueden reducir un 25% la mortalidad.
En cuanto al asma, para un determinado grupo de pacientes que los necesitan, los nuevos medicamentos biológicos también demostraron un aumento de la calidad de vida del 46% después de nueve meses y una disminución del 52% en las hospitalizaciones.
VIH-Sida y Hepatitis
Son dos de las enfermedades en las que las nuevas terapias han tenido un impacto más significativo. En el VIH, los tratamientos antirretrovirales que aparecieron en los últimos 20 años redujeron la mortalidad en América Latina un 12% entre 2010 y 2017 y hoy la esperanza de vida de los infectados con el virus es similar a la población en general.
Respecto de la hepatitis C, los antivirales de acción directa orales libres de interferón alcanzaron tasas de respuesta viral sostenida superiores al 95%, llegando al 100% en varias cohortes de pacientes.
Vacunas
Uno de los principales hitos de la innovación biofarmacéutica, las vacunas, son una de las inversiones en salud más costo-efectivas. Como ejemplo de su impacto positivo, Argentina, que fue el primer país americano en usar una sola dosis de la vacuna contra la hepatitis A en niños de 1 año, obtuvo una disminución sustancial de los casos de hepatitis de 157.871 en el período 2000-2004 a 17.784 entre 2006-2010.
Otras patologías
En las décadas recientes, la investigación de nuevos fármacos permitió también nuevas posibilidades a millones de pacientes que sufren otras enfermedades. Un ejemplo es la esclerosis múltiple, para la que se aprobaron más de 15 tratamientos en los últimos 25 años, o la psoriasis, en la que los medicamentos biológicos supusieron un cambio radical con reducciones de hasta el 90% de las lesiones.
En salud mental, la innovación farmacéutica también permitió mejoras muy significativas, como los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina en el tratamiento de la depresión o los antipsicóticos de segunda generación que posibilitaron mejores resultados en el abordaje de la esquizofrenia.
Como se ve, en línea con lo que ocurre en todo el mundo, también en Argentina los fármacos innovadores han permitido no sólo mejorar las expectativas de vida de los pacientes sino brindarles más calidad a esos años ganados.
Fundación Weber, El valor del medicamento desde una perspectiva social en Argentina y países de su entorno.