Es una enfermedad que prevalece entre las mujeres. Debe ser diagnosticada por medio de análisis de laboratorio y la terapia de reemplazo de la hormona tiroides es personalizada.

Suele suceder. Una mujer se siente muy cansada, se le rompen las uñas, tiene caída del pelo y la piel reseca, siente frío casi siempre y aumenta de peso sin haber modificado sus hábitos alimentarios. Luego de un breve tiempo, se siente sin voluntad para hacer las tareas diarias, presenta problemas de concentración y hasta depresión. Sufre dolor, rigidez o inflamación de las articulacionesronquera y períodos menstruales irregulares o más intensos de lo normal.

Todos estos son síntomas comunes a una variedad de trastornos y enfermedades, y de uno en particular que saldrá a la luz si se hacen, además de la consulta clínica, análisis de sangre especiales: el hipotiroidismo.

La glándula tiroides tiene forma de mariposa y se localiza en la parte de adelante del cuello. Ella produce y vuelca al torrente sanguíneo las hormonas tiroideas, que llegan a los tejidos del cuerpo. Intervienen en los mecanismos de uso de la energía por parte del organismo, en el mantenimiento de la temperatura corporal y en el funcionamiento normal del cerebro, el corazón y los músculos, entre otros órganos.

Cuando los niveles de hormona tiroidea están bajos, las células del cuerpo no pueden recibir suficiente hormona tiroidea y los procesos corporales empiezan a funcionar más lentamente.

El hipotiroidismo puede contribuir a que los niveles de colesterol estén más altos. Durante el embarazo, es capaz de causar complicaciones como parto prematuro, presión arterial alta y pérdida del embarazo. También puede retrasar el crecimiento y desarrollo del bebé.

El problema es que el hipotiroidismo no posee ningún síntoma característico y ningún síntoma específico se presenta en todas las personas con hipotiroidismo. De modo que es fundamental que la persona que los padezca vaya a un médico, quien le realizará un examen físico: examinará la tiroides y buscará determinados signos, como por ejemplo resequedad de la piel, inflamación, reflejos lentos y latido cardíaco más lento.

Pero además, es indispensable que le solicite exámenes de sangre. Hay dos pruebas que se utilizan en el diagnóstico de hipotiroidismo:

– TSH u hormona estimulante de la tiroides. Es la prueba más sensible para detectar hipotiroidismo. Mide la cantidad de tiroxina (T4) que el organismo “le pide” producir a la tiroides. Una TSH anormalmente alta es señal de hipotiroidismo: la tiroides produce más T4 porque no hay suficiente T4 en la sangre.

– Prueba de T4. La mayoría de la T4 en la sangre está unida a una proteína que se llama globulina ligadora de tiroxina. Esa T4 no puede penetrar en las células del cuerpo, de modo que solo de un 1% a un 2% de la T4 en la sangre se encuentra libre y puede entrar a las células. La T4 libre y el índice de T4 libre son pruebas que miden la cantidad de T4 sin ligar que se encuentra en la sangre, disponible para entrar en las células.

También se realizan estudios de imágenes, como por ejemplo un examen de tiroides, ultrasonido o prueba de absorción de yodo radioactivo, que mide la cantidad de yodo radioactivo que la tiroides absorbe de la sangre después de tragar una pequeña cantidad.

El hipotiroidismo no tiene cura pero es controlable, de manera tal que las personas que lo tienen pueden llevar una vida completamente normal si reciben el tratamiento indicado. Lo que se hace es reemplazar la cantidad de hormona tiroidea que la tiroides ya no puede producir mediante comprimidos que aportan al cuerpo la tiroxina de elaboración sintética (levotiroxina).

Hipotiroidismo

Las pastillas de tiroxina sintética proveen al organismo de una hormona igual a la T4 que produce normalmente la glándula tiroides. Sin embargo, las dosis de tiroxina sintética que precise cada persona con hipotiroidismo no son generalizables sino que dependen de cada organismo y puede ir variando a lo largo de la vida. Por eso, es el médico endocrinólogo el que debe ir indicando cuánta levotiroxina ingerir a diario, hasta dar con la dosis correcta para cada caso.

Luego de unas 6 a 8 semanas después de comenzar a tomar el medicamento, el especialista ordenará un análisis de sangre para verificar cuáles son los niveles de la hormona tiroidea. De ser necesario, ajustará la dosis de levotiroxina. Cada vez que la dosis sea ajustada, se realizará otro análisis de sangre. Una vez que la dosis correcta sea hallada, es factible que el médico ordene otro análisis de sangre a los seis meses. Después de eso, las pruebas de control se hacen una vez al año o con la frecuencia que le profesional considere.

Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM). American Thyroide Association. NIH: Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales

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