Tal como indica el Calendario Nacional de Inmunizaciones, niñas y niños deben recibir dos dosis de la vacuna a partir de los 11 años. Es una efectiva estrategia para prevenir en la adultez el cáncer cérvico uterino y otros cánceres relacionados con el virus papiloma humano.
El cáncer cérvico uterino es el tercero más frecuente en las mujeres. Cada año, se diagnostican en el país alrededor de 5.000 casos y cerca de 1.800 pacientes mueren por la enfermedad. Todos los casos son ocasionados por una infección por un genotipo de alto riesgo oncogénico, producto de la presencia del virus del papiloma humano (VPH).
El VPH es un virus frecuente, del que existen unas cien cepas. De estas, unas 40 afectan a la zona genital y anal, aunque la mayoría se autolimita y son denominadas “de bajo riesgo oncogénico” ya que causan verrugas o lesiones benignas. En este grupo, hay unas 15 cepas que pueden producir infecciones persistentes, que son de “alto riesgo oncogénico” y pueden favorecer el desarrollo de tumores malignos. Las cepas más frecuentes son la 16 y 18, responsables de más del 70% de los casos de cáncer cervicouterino.
Una enfermedad fácilmente prevenible
Las vacunas contra el VPH previenen varias cepas del virus, incluidas la 16 y 18. En Argentina, la vacunación con la vacuna cuadrivalente -que cubre estos dos serotipos y también el 6 y 11, que provocan más del 90% de las verrugas genitales- está incluida en el calendario nacional de vacunación, con lo cual es gratuita y obligatoria.
Desde 2011, la vacuna se aplica a las niñas de 11 años y a partir de 2017 el esquema se amplió también a los varones de la misma edad. En ambos sexos, se dan dos dosis, la segunda a los seis meses de la primera. También está incluida para varones y mujeres de entre 11 y 26 años con VIH o trasplantados, en estos casos son tres dosis.
Por qué también a los varones
La decisión de ampliar la vacunación a los varones tiene que ver con dos razones. Por un lado, con el “efecto rebaño”, porque al disminuir la circulación del virus también disminuirán las infecciones en las mujeres y, principalmente, la mortalidad por cáncer cérvico uterino.
Pero también hay un beneficio directo para los hombres, que también están expuestos a desarrollar cáncer por el VPH, porque el virus, que se transmite por vía sexual, también está asociado a tumores malignos en el pene, ano, boca y garganta y a verrugas genitales en varones.
Los mitos de la vacuna
Los estudios demostraron que la inmunización contra el VPH es más eficaz en los preadolescentes. A esta edad, presentan una mejor respuesta inmunitaria que en los últimos años de la adolescencia. Además, las vacunas previenen los serotipos del virus sólo antes de la exposición a ellos.
Por eso, se indica antes de que los adolescentes tengan contacto con el virus, o sea, antes de que inicien su vida sexual. Este fue un punto cuestionado por ciertos sectores cuando la vacuna se lanzó al mercado, pero no hay ninguna evidencia que sugiera que la inmunización promueva algún tipo de inicio precoz de la actividad sexual.
Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, Conicet, American Cancer Society, Mayo Clinic