Más de veinte propuestas están siendo investigadas por laboratorios farmacéuticos y biotecnológicos. Las diferencias más importantes de las propuestas. 

Coronavirus Crear y desarrollar vacunas eficientes y seguras en tiempo récord NOTA

Cada año las vacunas salvan 3 millones de vidas y 1 millón y medio más de personas podrían estar cubiertas si accedieran a las vacunas ya disponibles para enfermedades conocidas. El coronavirus SARS-Cov-2 que comenzó rápidamente a enfermar personas en China en diciembre del 2019 y que fue identificado como un patógeno en enero de este año, es tan nuevo que aún no cuenta con una formulación que permita prevenir el contagio. Pero diferentes laboratorios de innovación de diversos lugares del mundo están abocados a encontrar una formulación, en una carrera contra el tiempo.

Los enfoques actuales respecto del nuevo coronavirus son la prevención y el control de la propagación, debido a que no hay opciones de tratamiento específicas disponibles para esta cepa particular del virus. 

Sin embargo, a partir de marzo de 2020, hay una serie de terapias actualmente en ensayos clínicos y más de 20 vacunas en desarrollo para prevenir la enfermedad producida por el nuevo coronavirus, a la que se denomina COVID-19.

El tiempo, en este caso, es vital en el más estricto sentido de la palabra. Desde que fuera comunicada su existencia, el 30 de diciembre pasado, y hasta el 15 de marzo, la enfermedad producida por el nuevo coronavirus ya afectó a más 170.000 personas de 148 países. De ese total, 6.520 han fallecido y otras 77.260 ya fueron declaradas oficialmente como curadas. Estas cifras son dinámicas y van aumentando día tras día.

El nuevo coronavirus plantea desafíos vinculados con el conocimiento profundo que es necesario tener sobre el agente infeccioso y también respecto de la capacidad de innovación de la industria farmacéutica, en cuando al desarrollo de un agente inmunizador novedoso, la realización de estudios de laboratorio y de pruebas clínicas que permitan verificar su eficacia y seguridad

También es un desafío para los organismos de salud que deben aprobar las vacunas, actuando en el tiempo más breve posible sin por eso dejar de garantizar la eficacia y seguridad de las nuevas sustancias inmunizadoras. 

Desde el comienzo de la epidemia, los laboratorios han revisado sus portfolios de medicamentos y vacunas para comprobar si alguna investigación relacionada podía ser de ayuda y así ahorrar tiempo, a partir de la identificación de activos ya conocidos que pudieran ser potencialmente útiles en el desarrollo de vacunas o tratamientos nuevos.

Los activos relevantes incluyen diagnósticos y biomarcadores, terapias aprobadas o compuestos en desarrollo que podrían reutilizarse para tratar pacientes con el nuevo coronavirus.

Algunas de las soluciones propuestas actuales, y que ya estarán entrando en etapa de pruebas clínicas sobre pequeños grupos de personas, son formulaciones creadas en el laboratorio. Ya hay un par que corresponden a cadenas sintéticas de ARN mensajero, o ARNm, diseñadas para convencer a las células corporales de que produzcan anticuerpos contra el nuevo coronavirus. Es un enfoque que también se está probando para otros virus identificados con anterioridad. 

Otro enfoque con el que están trabajando los especialistas de los laboratorios es la inyección de proteínas capaces de estimular una respuesta inmune en el organismo, con lo cual se prepara al cuerpo para resistir la infección. 

Una tercera propuesta, actualmente en etapa preclínica (es decir, no llegó todavía a ser probada en seres humanos), es una vacuna de ADN capaz de generar anticuerpos protectores y evitar que los pacientes contraigan infecciones. 

Por último, también se está trabajando en el desarrollo de una vacuna, si se quiere, más tradicional en su enfoque: introduce en los pacientes una versión desactivada del virus, lo que desencadenaría una respuesta inmune, pero sin causar infección. 

Cada uno de estos enfoques implica cientos y hasta miles de millones de dólares de inversión en investigación y desarrollo porque, al tratarse de un agente patógeno no conocido hasta el momento, es preciso estudiarlo tan profundamente como sea posible para conocer cuáles son sus mecanismos para entrar a las células, infectarlas muy velozmente y asegurar su sobrevivencia (la del virus), mediante una muy alta transmisibilidad. Se calcula que cada persona infectada contagia hasta a 3 ó 4 personas, a través de las gotas que se esparcen al toser o estornudar. 

Aun cuando los laboratorios y empresas farmacéuticas y biotecnológicas trabajan contra reloj, lo cierto es que es preciso garantizar efectividad y seguridad de la o las vacunas que se obtengan, y por eso es que se calcula que los plazos de aprobación rondarían, al menos, entre 12 y 18 meses. 

 Fuentes: Organización Mundial de la Salud, OMS. Mapa online de la situación del coronavirus en el mundo: https://coronavirus.jhu.edu/map.html COVID-19: WHO’s Global Research Roadmap. The Lancet. Nature.

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Toda esta información tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre diversos temas vinculados al cuidado de su salud. Sin embargo, bajo ningún punto de vista intenta reemplazar el diálogo médico-paciente, que es uno de los espacios más valiosos para conocer en profundidad sobre éste y muchos otros temas, preservar la salud como estado de bienestar general, prevenir el desarrollo de enfermedades, acceder al adecuado diagnóstico de determinados cuadros e iniciar el tratamiento que el profesional de la salud sugiera y consensue con el paciente.

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