Construir un sistema de comunicación de la información es un primer y central paso para la digitalización exitosa.
La salud digital es una gran oportunidad para mejorar la calidad y la sustentabilidad de los sistemas sanitarios en América Latina. En este paradigma, la historia clínica electrónica es un pilar fundamental, donde se unifica todo el historial médico del paciente que puede ser consultado por distintos profesionales y centros. Y de esos registros también pueden extraerse datos valiosos para la investigación y las políticas públicas. Pero, para que eso ocurra, es necesario que los datos puedan “hablar”. La interoperabilidad es la forma de comunicación que les permite hacerlo.
La historia clínica electrónica tiene múltiples ventajas. Al centralizar toda la información de salud del paciente, este puede acceder directamente a ella y gana en su empoderamiento. Para los profesionales de la salud es una herramienta que simplifica su tarea porque les permite también a ellos acceder a todo su historial y reduce gastos al evitar duplicaciones de estudios diagnósticos. Los registros electrónicos además favorecen a los sistemas de toma de decisiones, que contribuyen a reducir los riesgos de errores médicos.
Como señala el Banco Interamericano de Desarrollo en su informe “La gran oportunidad de la salud digital en América Latina y el Caribe”, la transformación digital implica una arquitectura que puede tener analogías con una casa. Tiene columnas que la sostienen, que son las personas y la gobernanza; tiene cimientos, la infraestructura sobre la que se apoya el sistema; y distintos pisos que elevan la construcción, como las aplicaciones y servicios y la política y práctica de salud informadas. Uno de estos pisos centrales es la infoestructura, es decir, la interoperabilidad.
Al construir una casa, un arquitecto define primero los llamados factores críticos de éxito: qué tenemos que hacer para llegar al futuro deseado. Una casa requiere, por ejemplo, una cocina. Y para construir una cocina, antes que poner las alacenas debemos instalar las cañerías y desagües. Con la transformación digital ocurre lo mismo. Primero tenemos que construir las “tuberías” por las que se intercambiarán los datos. Esto es la infraestructura, la tecnología que se necesita en cuanto al almacenamiento, el procesamiento y la conectividad. Y también es la infoestructura, que incluye las terminologías comunes para lograr que esa información sea compartida y comprendida (interoperabilidad), los estándares en salud y la ciberseguridad.
Tipos de interoperabilidad
La interoperabilidad es central para que un sistema de salud digital funcione. Es un concepto formado a la vez por distintos elementos que deben interrelacionarse entre sí para que el intercambio de datos sea exitoso. Para comprender cómo funcionan los distintos tipos, vale aplicar el ejemplo de qué ocurre cuando enviamos un correo electrónico.
- Interoperabilidad técnica. Es la referida a la relación entre los sistemas e incluye aspectos como las interfaces y la interconexión, entre otros: lo que necesitamos para crear y transmitir la información. Al mandar un mail, tanto el emisor como el receptor tienen que tener un correo electrónico válido y usar un protocolo de correo electrónico.
- Interoperabilidad sintáctica. Es la que permite el intercambio de la información, en el formato correcto. Si al enviar un mail envío un adjunto, el receptor tiene que tener ese mismo programa para poder abrir el archivo.
- Interoperabilidad semántica. Es el código en común que permite que se comprenda el mensaje. Emisor y receptor tienen que hablar el mismo idioma para que puedan entenderse en el intercambio de ese e-mail. Con los datos de salud ocurre lo mismo y este es el aspecto más complejo de la interoperabilidad.
- Interoperabilidad organizacional. Se refiere a la capacidad de las organizaciones de generar acciones a partir del contenido intercambiado. Volviendo al ejemplo del e-mail, la interoperabilidad organizacional implica que el sujeto que lo recibió realice una acción a partir de ese mensaje recibido.
Pasos para una interoperabilidad efectiva
Que la interoperabilidad fluya entre los distintos componentes del sistema de salud es indispensable. La interoperabilidad, explica el BID, permite diferenciar al paciente Juan Pérez de otro Juan Pérez y saber que ese primer Juan Pérez es el mismo que visitó el hospital A y, meses después, el hospital B. También, registrar cada práctica médica que recibió Juan Pérez y facilita que cualquier médico que acceda al historial de Juan Pérez pueda entender todo ese registro.
Para que toda esta comunicación en el ecosistema sea posible, deben además cumplirse estándares, por ejemplo, de mensajería (cómo se estructura el mensaje para que otro sistema lo entienda) o de terminología (cómo se codifican los términos para que su comprensión).
Lograr todo esto no es sencillo y debe hacerse, además, con altos parámetros de ciberseguridad para proteger los datos de los usuarios. El Banco Interamericano de Desarrollo plantea cinco pasos para que los países puedan establecer una interoperabilidad efectiva de la salud:
- Establecer un marco de interoperabilidad que incluya políticas, estándares y reglas.
- Promover el desarrollo de los sistemas de información y de servicios que faciliten su integración.
- Empoderar al paciente con herramientas que le permitan decidir cómo se usan sus datos.
- Adaptar los marcos legales necesarios.
- Desarrollar el capital humano capacitando a todos los usuarios del sistema.
Fuente: La gran oportunidad de la salud digital en América Latina y el Caribe (Banco Interamericano de Desarrollo), Interoperabilidad para principiantes (Banco Interamericano de Desarrollo), www.laesalud.com.